Cada boquilla que se utiliza en un control de alcoholemia cuesta 0,15 céntimos de euro. En una reciente circular, a los guardias civiles de la agrupación de tráfico se les exige ahorrar. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, no malgastando boquillas y evitando hacer controles a conductores a los que no se aprecie síntomas de haber bebido. O evitando hacer kilómetros innecesarios, utilizando los vehículos que gastan menos gasolina, o imprimiendo solo dos copias (y no tres) del recibo con los resultados del etilómetro.

Las instrucciones fueron reconocidas la semana pasada por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien aseguró que no influirán en los buenos resultados de las políticas en seguridad vial, y dijo confiar en la profesionalidad de los guardias. Ellos discrepan. La Agrupación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) sostiene que esas "absurdas medidas de ahorro", y muy especialmente, la reducción del sueldo en un 15%, como al resto de funcionarios, son las gotas que han colmado el vaso de la paciencia de unos guardias civiles "desmotivados y cabreados". Por todo ello avisan de una "bajada en picado" de las denuncias en las carreteras.

UN VERANO "CALIENTE" Los responsables de la AUGC anunciaron ayer en Madrid un verano "caliente" con movilizaciones en todas las comunidades autónomas que culminarán en una gran manifestación en septiembre.

La asociación sostiene que el Gobierno se ha precipitado recortando un sueldo que ya era inferior al de los policías autonómicos, los locales e incluso los del Cuerpo Nacional de Policía. Y subraya que Interior podría ahorrar hasta 130 millones de euros al año sin tocar el sueldo de los guardias, simplemente reorganizando el funcionamiento "arcaico" del cuerpo. Con el tijeretazo, un guardia civil raso percibirá 150 euros menos mensuales en su nómina.