Para exigir el apoyo del PSOE al ataque contra Irak, Aznar invoca el anterior conflicto del Golfo. Pero, a diferencia de ésta, aquélla no fue un guerra preventiva.

12 MANDATOS DE LA ONU

TRAS LA TOMA DE KUWAIT

En 1990 José María Aznar, bisoño opositor y flamante líder del PP, respaldó la estrategia del presidente del Gobierno, Felipe González, ante la primera guerra del golfo Pérsico. Más de 12 años después, en la recta final de su mandato presidencial, Aznar reclama al PSOE que haga lo propio. Pero, aunque el objetivo sigue siendo derrocar a Sadam Husein, las diferencias entre ambos conflictos dejan poco margen a los paralelismos.

Irak ocupó Kuwait el 2 de agosto de 1990 con la indisimulada voluntad de anexionarse el emirato. El Consejo de Seguridad de la ONU dictó 12 resoluciones contra Irak, la última autorizando a la comunidad internacional a emplear la fuerza para liberar Kuwait. El ataque empezó el 17 de enero de 1991, a los cinco meses de la invasión.

La guerra ahora en ciernes, en cambio, responde básicamente a la sospecha --aún no acreditada por los expertos-- de que Irak quiere fabricar armas de destrucción masiva, burlando la prohibición de la ONU. Además, el Consejo de Seguridad aún no ha legitimado adoptar represalias, si bien Aznar --como el presidente de EEUU, George Bush-- ha llegado a defender que la resolución 1.441 sí permitiría usar la fuerza.

LUZ VERDE DEL CONGRESO A LA PARTICIPACION ESPAÑOLA

Aunque no faltaron muestras de rechazo, en 1990 la opinión pública española no se mostró tan contraria a la guerra como ahora. Aznar respaldó la política de González, que no era otra que la consensuada en la ONU.

El 11 de septiembre de 1990, el jefe del Ejecutivo compareció en el Congreso para explicar la participación española en la operación --en principio de embargo-- a Irak. Salvo Julio Anguita (IU) y otras voces aisladas, no tuvo contestación. No fue necesario, pues, someter a votación la postura española. En enero, 24 horas después del primer bombardeo sobre Bagdad, González volvió al Congreso, donde el 95% de los diputados votaron a favor de la contribución de España a la guerra.

También aquí es complejo establecer comparaciones entre ambas situaciones. Por tomar un punto de referencia, si González tardó 41 días en ir al Congreso tras la ocupación iraquí de Kuwait, Aznar ha esperado tres meses para debatir los efectos del ultimátum de la ONU a Sadam Husein, aprobado el 8 de noviembre. El presidente comparecerá mañana en la Cámara baja, pero la oposición no podrá votar un mandato parlamentario como el que González obtuvo en 1991.

EL HERMETISMO OFICIAL

SOBRE EL USO DE LAS BASES

Una fragata y dos corbetas españolas partieron en agosto de 1990 rumbo al Golfo para colaborar en el embargo internacional dictado por la ONU contra Irak. Ese día, el titular de Defensa, Narcís Serra, autorizaba que cazas de EEUU repostaran en la base de Morón. Una semana después, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, convocaba a la oposición para informarles del papel de España en la crisis. Ambos ministros comparecerían en el Congreso el 28 de agosto.

Pero, a medida que el conflicto se fue complicando, el Gobierno fue cerrando el grifo informativo. En enero de 1991, al desvelarse que aviones españoles transportaban munición entre las bases de Torrejón, Zaragoza, Rota y Morón, el Ejecutivo decretó un hermetismo oficial que enervó a la oposición. Incluso trató de mantener en secreto que los B-52 de EEUU partían de Morón para bombardear Irak, aunque fracasó en el intento.

Quizá sea ésta la gran similitud entre ambos conflictos. El domingo Aznar dijo tener "evidencias suficientes" de que Irak es una amenaza para España por sus lazos con el terrorismo islámico. Sin embargo, el presidente oculta estas supuestas pruebas a la opinión pública, y tampoco se las mostró el domingo al líder del PSOE.