Pasarían mil años y siempre recordaría sus rostros". Estas palabras pertenecen a José María Múgica, el hijo del dirigente socialista Fernando Múgica, y las pronunció ayer en referencia a los presuntos asesinos de su padre, los etarras Valentín Lasarte y Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote . A escasos metros de este último, aunque separado por un cristal de seguridad, expresó un deseo: "Ojalá se muera en la cárcel".

Lasarte ya ha sido condenado por estos hechos y Txapote comenzó a ser juzgado ayer en la Audiencia Nacional. El fiscal, Javier Zaragoza, solicita que sea condenado a 72 años.

EL TESTIMONIO José María Múgica, que acudió como testigo, contó cómo se cruzó con los etarras después de que dispararan a su padre (en 1996 en San Sebastián) y cómo Lasarte le encañonó antes de huir. El recuerdo que le quedó es "imborrable" y por eso señaló "sin género de dudas" a Txapote como el "asesino" de su padre. A la vista asistieron también otros integrantes de la familia Múgica, así como varios miembros del PSOE, como Ramón Jáuregui y Txiki Benegas, aunque ninguno de la ejecutiva nacional. Como ya hizo en los dos juicios anteriores, uno de ellos por el asesinato de Miguel Angel Blanco, Txapote mostró una actitud desafiante. Se negó a declarar, alegando que el tribunal "no tiene capacidad para juzgar a los luchadores vascos", y solo mostró interés cuando intervinieron los etarras Valentín Lasarte, Juan Luis Aguirre Lete y Irantzu Gallastegui, su compañera sentimental.

DESOBEDIENCIA Esta también intentó pronunciar el discurso de no reconocimiento del tribunal, pero el presidente de la sala, Alfonso Guevara, no le dejó. Después, al negarse a contestar, le imputó un delito de desobediencia grave. Lasarte dijo que no se acordaba de nada y Aguirre Lete negó haber ordenado matar a Múgica. También declaró el propietario del vehículo que robaron los etarras al huir. Reconoció a Txapote como la persona que le amenazó con un fusil.