Cuatro años después de la masacre y con sus autores ya condenados, Madrid ha rendido de nuevo homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M, en un acto presidido por los Reyes ante el monumento de vidrio de la estación de Atocha que recuerda a los 192 fallecidos. Ese acto solemne y austero, celebrado dos días después de las elecciones generales, apenas ha durado diez minutos y en él no ha habido lugar para los discursos, sólo para el silencio y la música.

Los familiares de las víctimas, que no llegaban al centenar, han tenido un lugar reservado frente al cilindro de cristal, aunque algunas de las sillas quedaron vacías. Don Juan Carlos y Doña Sofía han compartido la zona de honor con el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero; los presidentes del Congreso, Manuel Marín, y del Senado, Javier Rojo; del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, y del Supremo, Francisco Hernando, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, organizador del acto.

Unos metros detrás de ellos siguieron la conmemoración más de un centenar de invitados, como el líder del PP, Mariano Rajoy, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, separados por el presidente de Castilla-La Mancha, el socialista José María Barreda. También estaba la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y los ministros de Exteriores, Fomento y Administraciones Públicas, además de los secretarios generales de UGT y CC.OO, parlamentarios y representantes diplomáticos y alcaldes de los lugares de origen de las víctimas, así como las asociaciones de víctimas.

Don Juan Carlos y Doña Sofía han depositado una corona de laurel con la bandera de España a los pies del gran cilindro de vidrio y, a continuación,durante un minuto ha reinado el silencio en memoria de los que perdieron la vida en las explosiones de los trenes de cercanías y del GEO que murió en el asalto a la vivienda de Leganés donde se suicidaron algunos de los terroristas. Un silencio sólo roto por la voces del coro de la Capilla Real de Cataluña y Madrid que, dirigido por Jordi Savall, ha interpretado la obra "Da Pacem Domine" del músico estonio Arvo Part que la compuso después de la masacre, inspirado por la emoción y siguiendo los parámetros del cántico gregoriano del siglo IX.

Entre los cantantes, vestidos de negro, destacaba en primera fila Sonsoles Espinosa, la esposa del presidente del Gobierno que en esta ocasión no le acompañaba de manera oficial en este acto. Antes de este homenaje frente al monumento de cristal, los Reyes, Zapatero, Fernández de la Vega, el alcalde de Madrid, y la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, descendieron a la sala situada bajo el cilindro y donde se ven escritos los nombres de las víctimas y los mensajes que, en multitud de idiomas, fueron dejando en Atocha cientos de ciudadanos anónimos durante los días posteriores a los atentados.

Al término del acto, los Reyes y las autoridades fueron despedidos por los aplausos de algunos centenares de ciudadanos que se congregaron a distancia, detrás de las vallas. Fue entonces cuando algunas víctimas comentaron el dolor que sienten, en especial, en esta fecha. La madre de José María Carrillero Baeza, muerto en los trenes, se quejó de no haber participado en otros actos: "Todo el día llorando y no pinto nada", dijo, mientras que Sandra Montserrat, esposa de uno de los heridos, aseguró que esta tragedia "la llevamos siempre, no se puede olvidar".

También habló la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua, quien consideró que este homenaje "sobrio", "es una manera de simbolizar que toda la sociedad española con su máxima representación dice no al terror y que tiene que permanecer unida". Previamente, en otro acto organizado por UGT, CCOO y la Unión de Actores en Atocha, la presidenta de la Asociación 11-M, Pilar Manjón, manifestó con emoción que, "tras una noche en blanco, llega una mañana difícil" y tuvo un recuerdo especial para el ex concejal socialista Isaías Carrasco asesinado por ETA en Arrasate (Guipúzcoa) el pasado viernes.

A lo largo de la mañana las distintas asociaciones de víctimas también celebraron otros homenajes en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, donde se produjeron las explosiones, mientras que la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de esta ciudad depositaron una corona de laurel en la fachada de la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol.