Dos fuertes explosiones perturbaron ayer la tranquilidad de un caluroso día de playa en dos de las localidades turísticas más importantes de la costa mediterránea. Los miles de turistas que abarrotaban al mediodía las playas del Postiguet, en Alicante, y de Levante, en Benidorm, no se dieron cuenta de lo que sucedía hasta que oyeron el estruendo de las bombas colocadas por ETA. Algunos preguntaban extrañados: "¿Qué ha sucedido?". Pero la mayoría decidió seguir tumbada al sol después de que la brisa del mar hubiera alejado el humo de las explosiones.

Minutos después, mientras los bomberos inspeccionaban los inmuebles afectados, la calma era casi total. Pero había dos heridos graves, un holandés y un alemán que habían llegado a Alicante para aprender español. Un suceso así se convierte en noticia en los países de origen y el peligro de cancelaciones es evidente. Pero lo más inmediato son las huidas apresuradas. Y ayer las hubo en los hoteles cercanos al Nadal de Benidorm.

EFECTOS EN EL TURISMO

"Tenemos miedo, y queremos pasar el verano tranquilos", explicaba un ciudadano portugués que no esperó ni dos horas para dejar su habitación junto a su mujer y una hija de un año. Por el contrario, Conchita, de Madrid y con 16 veranos pasados en la ciudad, decidió quedarse. "Estoy nerviosa y asustada. Nos han avisado cuando estábamos en la terraza de un bar y hemos echado a correr. Pero no nos vamos. Esos no me fastidian las vacaciones", afirmó.

La firmeza y la calma reclamadas por los políticos no ocultan el miedo a que los atentados supongan un duro golpe para el sector. Benidorm vive del turismo y con el mes de agosto por delante el temor está más que justificado. El alcalde, Vicente Pérez Devesa, se felicitó de que no hubiera muertos, a diferencia del pasado año en Santa Pola. Al sentimiento humano se une la convicción de que, "si hay víctimas, el efecto es demoledor". "Allí se notó mucho, y aquí también se va a notar", afirmó el responsable municipal.

El secretario general de la Federación Española de Hostelería, Emilio Gallego, mostró su confianza en que las consecuencias sean mínimas, sobre todo porque los turistas españoles "viven desgraciadamente todos los días con el terrorismo". Gallego también se mostró optimista en cuanto a los extranjeros: "Levante recibe turismo de países como Gran Bretaña, Italia, Alemania y Francia, y ellos también han conocido en sus naciones acciones terroristas. No creo que se vayan".

MAS SEGURIDAD

El ministro del Interior, Angel Acebes, se reunió por la tarde con los hoteleros de Benidorm, que le pidieron más seguridad. La realidad es que después de las explosiones muchos turistas no podían ocultar su miedo. Algunos hacían cola en los teléfonos para tranquilizar a la familia, como Daniel, recién llegado de Francia.

En el hotel Benikaktus, justo al lado del siniestrado, todas las cancelaciones se compensaron ayer con nuevas reservas. Maria Assumpció, su propietaria y natural de Calella, estaba más preocupada por el posible desplome del Hotel Nadal. De su edificio salió la electricidad para las tareas de desescombro y el agua para refrescar a los acalorados bomberos.

Ya por la noche, la calma volvió a la primera línea de la costa. Restaurantes y bares abarrotados y, de momento, los hoteles casi al completo.