Bárbara Morales, 26 años, perdió a su novio Javier --no ha querido facilitar el apellido para preservar la intimidad de sus padres-- en la estación de Santa Eugenia. "Normalmente, cogíamos el tren juntos, pero ese día, Javi me dijo: Anda, ponte guapa que tienes una feria tenía que ir a un certamen en Ifema. Así que se marchó a las 7.45. Unos minutos después oí unas ambulancias. Puse la televisión y me enteré del atentado. En ese momento, supe, no sé cómo, que Javi había muerto".

A pesar de ello, no perdió la esperanza. "Le llamé al móvil y no contestaba. Con mi suegra empezamos a recorrer los hospitales. A las diez de la noche reconocí su cadáver en Ifema".

Bárbara y Javier, de la misma edad, se conocieron cuando tenían 18 años. Desde entonces no se separaron ni un solo día. Hace dos años y medio decidieron irse a vivir juntos y compraron una casa. "Ahora sé que el amor absoluto existe. El era toda mi vida. Sé que yo también era la mujer de su vida. Hubiera preferido morir con él que pasar por lo que estoy pasando", asegura.

Política incoherente

El Ministerio del Interior le ha reconocido su condición de conviviente y ha repartido su indemnización con los padres de su novio. "No quiero el dinero, quiero que se reconozca que era su viuda. Me siento juzgada y humillada", afirma. Por ello, critica la incoherencia de una política que defienda a las parejas de hecho, pero les niega derechos. "Siento que no valgo nada. No me llaman desde la Administración. No me piden mi opinión para organizar los homenajes. Las cartas de la Administración las mandan con mi nombre a casa de mis suegros". La oficina de atención a las Víctimas del Terrorismo ha reconocido que Bárbara ha recibido una ayuda escasa. Pero se han comprometido a subsanar esos errores.

Esta joven, que lucha cada día por reponerse, recrimina a los políticos por perder el tiempo en la comisión del 11-M. "No siento ni odio ni rencor, si Aznar pidiera perdón, le perdonaría. Sólo quiero que dé la cara. Nos metió en una guerra y por eso han asesinado a Javi". Y añade: "Miles de españoles salimos a la calle para pedirle que no nos metiera en la guerra de Irak. No nos advirtió de que asumíamos un riesgo. Quiero que desaparezca del mapa político y que vaya a la cárcel".