El apoyo cerrado de José Luis Rodríguez Zapatero al proceso de reforma del Estatuto de Cataluña puede tener consecuencias para la dirección del PSOE. La primera, el hartazgo de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que ya ha comunicado al líder socialista su deseo de dejar su puesto en la ejecutiva. El presidente de Extremadura considera que su concepción de España y su radical oposición al proceso de reformas estatutarias son incompatibles con la línea oficial que defiende ahora la ejecutiva del PSOE, que fue respaldada expresamente en el último comité federal.

"Sé que con discursos como éste, mi devenir político se cierra en el círculo extremeño", reconoció el barón socialista el pasado día 8, durante el discurso oficial del Día de Extremadura. Fue el mismo día que comparó la deslealtad de los etarras con la de "los nacionalistas con aspiraciones secesionistas".

"SIN PROVOCAR UN LIO" Esa fue su manera de dejar entrever en público su decisión de limitar su actividad política al ámbito extremeño y, en consecuencia, dejar la ejecutiva, apuntan fuentes próximas al presidente de la Junta. Para entonces, Ibarra ya había trasladado su malestar a Zapatero tras varios días de cruce de declaraciones entre miembros del PSOE y del PSC sobre la reforma del Estatuto catalán. Pero también había dejado claro ante el jefe del Ejecutivo que no quiere "provocar ningún lío" en el PSOE, precisan esas fuentes.

Ibarra se limitó a reflexionar sobre su desazón ante Zapatero, con el que mantiene una excelente relación personal, y a invitarle a resolver el entuerto "sin prisa" y de la mejor manera posible. El líder extremeño apuntó la posibilidad de ser sustituido en el órgano de gobierno del PSOE por "otro representante de la federación" de Extremadura, pero se sometió a la disciplina interna con el fin de resistir hasta el próximo congreso del PSOE, previsto para el 2008.

En esa reflexión, Ibarra expuso al líder del partido la incongruencia que le parece formar parte de una dirección y estar sistemáticamente poniendo peros a la política que ésta decide. Ibarra se siente incómodo por la casi total ausencia de debates en la ejecutiva, donde lo habitual es asentir a la posición de Zapatero.

La sustitución, en cualquier caso, no requeriría esperar hasta el congreso federal. Los estatutos del PSOE otorgan al secretario general potestad para elegir y sustituir a la ejecutiva. El congreso vota la lista completa que somete a su examen el líder del partido. De hecho, hay varios precedentes de relevos recientes. Trinidad Jiménez, por ejemplo, fue sustituida por Manuel Marín cuando fue designada candidata a la alcaldía de Madrid. Y Carme Chacón salió de la dirección del PSOE para ocupar la vicepresidencia del Congreso tras el 14-M. Ambas regresaron a la ejecutiva en el congreso del 2004.

SEGUIR EN EL COMITE FEDERAL En cualquier caso, la retirada de la política nacional no sería tal, porque Ibarra seguirá siendo miembro del comité federal, órgano que elige la militancia y es deliberante, no ejecutivo. Es aquí donde Ibarra se encuentra más cómodo para exponer sus ideas del modelo territorial y donde recaba más adhesiones a su pensamiento.