La Conferencia Episcopal Española (CEE) debate desde ayer, en sesión extraordinaria, las consecuencias del impulso del laicismo que, a su juicio, fomenta el Gobierno socialista e impregna la situación social, política, cultural y religiosa en España. Los obispos analizan hasta mañana desde las leyes del Ejecutivo de Zapatero hasta "la exaltación de la República como etapa ideal" por parte del presidente del Gobierno, pasando por la unidad de España y la negociación con ETA, todo ello en vísperas de la visita a España de Benedicto XVI.

Los "ataques" gubernamentales, según la expresión de un destacado miembro de la cúpula eclesiástica, recibirán respuesta el viernes, en forma de un comunicado que podría abrir la puerta a un texto que, en los próximos meses, aborde la unidad territorial como bien moral. "Posiblemente haya que volver a hablar de ello", admitió ayer el secretario general del episcopado, Juan Antonio Martínez Camino.

Camino es, junto al arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián, el obispo auxiliar de Madrid Eugenio Romero Pose y el prelado de Almería, Adolfo González Montes, el autor de un "esquema de trabajo" de 15 páginas que ha de "servir de cauce" a las dos jornadas de debate. Preguntado por la supuesta división de los obispos acerca de cuestiones como la unidad territorial, Camino aseveró que "pocas veces la Conferencia Episcopal ha estado tan unida como ahora".

TEMOR A LA RUPTURA La exigua ala moderada del episcopado temía ayer "una frase fatal" en el comunicado final que desvirtúe el mensaje que se quiere dar a las puertas de la llegada del Papa Valencia, el 8 de julio. Este sector, que rechaza la visión apocalíptica de la situación política y social española de los cardenales de Madrid y Toledo, Antonio María Rouco Varela y Antonio Cañizares, teme que el Gobierno "siga tensando la cuerda" y acabe "rompiendo" los Acuerdos con la Santa Sede y pidiendo que la Iglesia se autofinancie.