Pablo Iglesias reunió ayer al consejo ciudadano estatal de Podemos, el máximo órgano entre asambleas, para analizar los resultados de las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26-M, que consideró «malos y muy decepcionantes». Ante los dirigentes territoriales, el líder morado defendió su objetivo de entrar en el futuro Gobierno de Pedro Sánchez, porque quiere marcarle de cerca para evitar que los acuerdos que firme con él acaben siendo «papel mojado».

En la reunión, la delegación de Podemos Andalucía, encabezada por Pablo Pérez Ganfornina, fue la única que alzó la voz contra la opción de la coalición, descartada por ahora por el secretario general del Partido Socialista, que prefiere dirigir un gobierno monocolor.

Fuentes de esta delegación defienden apoyar a Sánchez desde fuera tras haber pactado un paquete de medidas. Iglesias lo ve diferente. Tras caer de 71 a 42 escaños en las generales de abril, necesita exhibir algún triunfo ante sus cuadros y su electorado, que todavía disminuyó más en las elecciones europeas, autonómicas y locales de mayo. En el discurso que pronunció subrayó que ha llegado el momento de «asumir los riesgos» y considera «imprescindible» impulsar desde dentro de la Moncloa políticas progresistas «para que determinados cambios se produzcan». El líder de Podemos se refirió a la necesidad de elevar el salario mínimo interprofesional (SMI) a los 1.200 euros y hacer cambios en el mercado de trabajo, entre otras urgencias. «¿Se puede asegurar esto desde fuera del Gobierno? No, es imposible», se respondió.

Iglesias expondrá sus argumentos el martes a Sánchez, en la reunión a la que le ha convocado el presidente en funciones para tratar de ganarse los apoyos para su investidura, todavía sin fecha. A esa cita llega con las filas prietas, sin que nadie le exigiera una asamblea en la que se pondría en cuestión su liderazgo.

‘ERREJONISTAS’, FUERA / El secretario general, sin apenas contestación interna tras la salida de Íñigo Errejón de la formación para concurrir con Más Madrid a las autonómicas, obtuvo el apoyo necesario para acometer una reforma amplia de la ejecutiva. De ese órgano salieron el dirigente de Más Madrid; Auxiliadora Honorato, considerada ‘errejonista’, y Pablo Bustinduy. Y entran Alberto Rodríguez, como secretario de Organización y sustituto de Pablo Echenique (al que nombra secretario de acción de gobierno y deberá coordinar los pactos poselectorales); Ione Belarra, como secretaria de coordinación ejecutiva, y Pablo Fernández Santos, como secretario de ámbito rural.

Ana Marcello estrena la secretaría de Círculos y Participación, para mimar a los militantes, después de constatar la dirección problemas de implantación en los territorios.

A esas dificultades se refirió Iglesias cuando analizó los resultados en locales y autonómicas, peores, apuntó, de los que él logró «solo un mes antes» en las generales.

Tras esa reflexión, señaló, no obstante, que «el problema es de todos» y lo relacionó con la «dificultad» de convertir a la formación «en un referente territorial». El líder morado achacó esa falta de implantación a la inexistencia de «liderazgos» en municipios y territorios, aunque destacó que ha habido excepciones como la del alcalde de Cádiz, José María González ‘Kichi’, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (que no tiene asegurada su continuidad). De ambos subrayó sus resultados «espectaculares».