Ante la falta de expectativas de entendimiento, anécdota. Pablo Iglesias ha hecho esperar a Mariano Rajoy doce minutos en la reunión de este martes por la tarde en el Congreso de los Diputados para dialogar sobre las posibilidades de la gobernabilidad tras el 26-J. La cita estaba prevista para las cinco en punto de la tarde. El presidente en funciones ha llegado cuando faltaban quince minutos para esa hora y ha entrado al edificio. Para sorpresa de todos, Iglesias se ha demorado y no ha llegado hasta las cinco y doce. Subiendo por la carrera de San Jerónimo, mochila al hombro, bajo un sol de rigor y 32 grados, el líder de Podemos no ha explicado el motivo de su retraso y se ha limitado a exclamar: "Madrid me mata". A pesar de que le han preguntado el origen de su tardanza, Iglesias no ha ofrecido ningún detalle. Ha cruzado desde el edificio central del Congreso hasta la ampliación, situada en la acera de enfrente, en la misma calle, acompañado por su jefa de prensa y un miembro del equipo de redes sociales del partido.

Salvo sorpresas, Iglesias le transmitirá a Rajoy su negativa a apoyarle en una posible investidura y le anunciará su voto en contra. A pesar de la enorme distancia ideológica que mantienen, la relación entre ambos es cordial, desde que se conocieron personalmente el noviembre pasado, cuando Iglesias visitó en diversas ocasiones la Moncloa, convocado como el resto de líderes tras los ataques terroristas en París.