La dirección de Podemos debate este sábado cómo asumir el liderazgo de la oposición después de la implosión del PSOE, en el encuentro del Consejo Ciudadano Estatal. En la reflexión, dos proyectos distintos, el que defiende Pablo Iglesias y el que sostiene Íñigo Errejón. Entre ambos, el líder de En Comú Podem, Xavier Domènech, que tiende puentes para integrar a las dos almas moradas en un mismo proyecto.

El cónclave ha comenzado con el discurso de Iglesias. El secretario general ha defendido un Podemos "radical", que diga “la verdad” aunque resulte incómoda, que tenga un pie en las instituciones, pero el resto fuera, en la calle, desde donde los militantes deben controlar al partido.

Como ya hiciera el viernes, el líder ha reivindicado un Podemos fuertemente diferenciado de los otros partidos y ha asumido como error haber intentado moderarse en la campañ del 26-J. “Nuestro país ya no tiene miedo. Tenemos que perder nosotros mismos el miedo a decir la verdad. En estos meses hemos dicho verdades duras, incómodas, pero se han revelado como profecías y nos han dado mucho prestigio”, ha afirmado en relación al polémico discurso en el Congreso, en marzo, cuando acusó a Felipe González de tener “el pasado manchado de cal viva”. Sin citar a Errejón, ha señalado que no está de acuerdo con sus postulados. “Lo asumo como error propio. No podemos creer que el tono o las caretas nos dan credibilidad. La credibilidad nos la da no disfrazarnos”, ha señalado. También ha advertido del riesgo que, a su juicio, implica trabajar desde los parlamentos o los ayuntamientos perdiendo contacto con la calle. “Si gobiernas puedes cambiar mucho, pero si no gobiernas las instituciones se pueden convertir en una trituradora de la decencia”, ha opinado. "Nos llamarán radicales o violentos, pero la transversalidad es ponernos del lado de los que sufren", ha dicho, haciendo su propia interpretación del lenguaje acuñado por el 'número 2'.

Tras él, Domenech ha apostado por tender puentes de entendimiento. Ha aseverado son ahora “la única alternativa”, tras la caída del PSOE y ha apostado por construir “un gran antagonismo” . “El PP ha ganado las elecciones pero ha perdido un país. Josotros pretendemos evidentemente ganar elecciones y gobernar, pero sobre todo ganar un país”, ha planteado, tras insistir en que el PSOE “ya no es una alternativa al PP”.

EL TEMOR DE LOS ERREJONISTAS

El resto de intervenciones son en cerrado, incluída la del secretario político. Aún así, este diario ha podido constatar que el sector errejonista teme que un posicionamiento radical que desdeñe la labor institucional pueda arrinconar a Podemos en el tablero político y convertirlo en un partido bisagra incapaz de construir una mayoría. Fuentes populares han confirmado a este diario que Mariano Rajoy está determinado a “ser generoso” con el PSOE, a cambio de una abstención, para fortalecer a los socialistas con el objetivo fundamental de evitar que Iglesias se erija en líder de la oposición gracias a la debilidad tras la dimisión de Pedro Sánchez. Los conservadores opinan que, si se impone la línea pablista en Podemos, los morados serían percibidos más como una fuerza de resistencia radical que como una alternativa real de gobierno. No ocultan que el eventual triunfo de las tesis de Iglesias sobre las de Errejón favorecería la estrategia de Rajoy, destinada a tejer grandes pactos de Estado con el PSOE que permitan recuperar la legitimidad del bipartidismo y arrinconar a Podemos en los márgenes del Parlamento.

Al Consejo Ciudadano Estatal han sido invitados los senadores y diputados, así como Xavier Domènech. La ampliación de los asistentes se da a instancias de Iglesias. En el anterior encuentro, el 3 de julio, múltiples voces levantaron la voz en contra de las decisiones del secretario general, a las que atribuyeron una parte del resultado del 26-J, cuando no consiguieron superar al PSOE. Numerosos dirigentes, algunos errejonistas y otros no alineados, cuestionaron la decisión de votar en contra en la investidura de Pedro Sánchez en marzo y el tono áspero empleado por el líder en sus intervenciones en el Congreso, como el discurso de la ‘cal viva’, cuando señaló al expresidente Felipe González. Algunos consejeros consideran que, al invitar a un nutrido grupo parlamentario, Iglesias diluye el debate por la dificultad de profundizar en cuestiones previsiblemente polémicas si los turnos de palabra son numerosos. El entorno del líder lo niega y justifica la decisión en la trascendencia del momento político. La invitación no se cursó ni tras el 20-D ni después del 26-J.