El PP estrena logotipo (foto) y código gráfico. Aires de renovación y modernización para acompañar gráficamente el discurso de cambio y moderación. Atrás quedan los naranjas eléctricos y el azul ducados. Una nueva imagen que ya esbozó en las pasadas legislativas y que ahora se presenta con toda su potencia.

El resultado pretende tanto afirmar valores y códigos propios como marcar diferencias con la imagen socialista.

El logo del PP es casi tridimensional, gracias al efecto de los suaves degradados y sombras, frente al bidimensional cuadrado del PSOE. Azules suaves, como un horizonte despejado, frente al rojo compacto. Formas redondeadas, contornos amables, frente a los 90 grados rígidos de la forma geométrica de los socialistas. Un logo que parece que palpita frente a una masa de color eficaz pero inerte.

El resultado es un logo competitivo, actual y agradable. Sin estridencias. Con buena legibilidad y que va desprendiéndose del pasado al estilizar, aún más, la gaviota que corona el anagrama.

El PP conoce bien la importancia de los cambios estéticos cuando se asocian a nuevos impulsos políticos, liderazgos emergentes o búsquedas de espacios centrados. El PP necesitaba una nueva imagen para hacer visible el nuevo PP. Su apuesta tiene fundamentos profesionales y genera un código visual efectivo y completo de limpia y luminosa modernidad, como hemos podido ver en el sugerente escenario del congreso de Valencia. Ya lo dijo en abril el presidente del PP de Galicia: "Los populares deben trabajar para presentarse como un partido simpático". Han dado el primer paso. Aunque hará falta algo más que un logo.