Madrid Mariano Rajoy quiso escenificar unidad, esa cualidad de la que los dirigentes del PP parecen haberse olvidado desde la noche electoral del 9 de marzo del 2008, y pronunció su declaración con la mayoría de los barones y varios alcaldes a sus espaldas. Tras la reunión del comité ejecutivo nacional, bajaron a la primera planta de la sede de Génova, mientras Rajoy acababa de decidir el tono del discurso con María Dolores de Cospedal y Javier Arenas. Alberto Ruiz-Gallardón fue invitado a ponerse en el centro. Mientras esperaban a Rajoy tocaron temas banales. Los micrófonos andaban cerca.