Los distintos grupos policiales mantienen vigilados a decenas de activistas, la mayoría de Cataluña, algunos de los cuales han combatido en Irak o Afganistán. También controlan a personas vinculadas a grupos radicales de Marruecos y Argelia. Las investigaciones sobre esos presuntos terroristas avanzan gracias a los informadores, que ahora están mejor pagados que nunca por parte de la policía. Las pesquisas sobre un grupo de paquistanís en Barcelona llevan meses empantanadas. La policía no ha obtenido informaciones relevantes.