El informe del Consejo de Europa expresa en especial su "inquietud por la existencia de un nacionalismo agresivo en el País Vasco, donde una parte de la población no nacionalista es objeto de exclusión social, amenazas y violencia, que en algunos casos se cobra víctimas mortales". También muestra su preocupación "por la dimensión xenófoba y étnica de los actos violentos cometidos por ETA".

El informe se hace eco además de las críticas formuladas por el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Alvaro Gil-Robles, por los planteamientos excluyentes y agresivos contra los no nacionalistas que se producen en las escuelas vascas, que "roza a veces la incitación a posiciones racistas o xenófobas". El documento critica asimismo la "marginación y exclusión" que padece "una gran parte" de la comunidad gitana.

Uno de los focos de preocupación son las altísimas tasas de abandono escolar a partir de los 14 años. Otros problemas son la discriminación laboral, las dificultades sanitarias y la vivienda.