El inspector de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) de la Policía, Jesús Parrilla, aseguró hoy que el confidente Abdelkader El Farssaoui, "Cartagena", cuatro días después del 11-M les increpó diciendo que cómo habían permitido que sucedieran los atentados con todo lo que él les había contado.

"Cómo habéis permitido esto con todo lo que yo os he contado", recordó Parrilla, quien explicó que "Cartagena" les hizo esta reprimenda el 15 de marzo, ya que él era uno de los controladores de este confidente policial, aunque no el principal, precisó.

Fue por orden de ese controlador por lo que llamó a El Farssaoui -quien el pasado día 7 se convirtió en el primer testigo protegido que declaró en el juicio del 11/M-, continuó el testigo, que señaló que quedaron con él con la intención de que les condujera hasta una finca en la que habían celebrado la fiesta del cordero.

Tras mostrarle la situación de la finca, a la que llegaron por carretera de Extremadura (A-5), según el testigo, regresaron a Madrid y, después de que "Cartagena" les increpara, le ordenaron que "se moviera" por la zona en la que habitualmente "paraba" con algunos de las personas sobre las que él estaba informando, entre ellas, el suicida Serhane Ben Abdelmajid, El Tunecino", para intentar "localizarlas".

"Ese fue mi último contacto físico con él", aseguró Parrilla, que indicó que al día siguiente le llamó desde Asturias, donde había acudido para investigar la procedencia de los explosivos empleados en los atentados, y le preguntó "si había encontrado a alguien", a lo que el confidente manifestó que no, y ya no le volvió a ver.

El testigo relató que "Cartagena" empezó a colaborar con la UCIE en octubre de 2003, después de que les manifestara que llevaba dos años trabajando para los servicios secretos marroquíes, que "estaba harto y quería colaborar con nosotros".

Señaló que éste les dio los nombres de las personas que él creía que pertenecían al movimiento salafista en Madrid y, entre ellas, nombró a "El Tunecino" -"ideólogo" del grupo-, a los acusados Rabei Osman El Sayed, "Mohamed El Egipcio" -una "persona carismática"- y a Mohamed Larbi Ben Sellam -quien "marcaba los objetivos"- y Mustafá El Maymouni, preso en Marruecos por los atentados de Casablanca.

Entre estos objetivos, recordó el inspector de la UCIE, unidad que dejó en diciembre de 2004, apuntó "lugares de ocio que en suelo musulmán eran frecuentados por incrédulos" y el hecho de que los musulmanes "se marcharan a hacer la yihad fuera cuando se podía realizar en Marruecos y España", datos que, según dijo, se la pasaba al "grupo de Marruecos" de la UCIE, por lo que ya no controlaba esa información.

Preguntado por una de las acusaciones si no investigaban a los citados individuos antes del 11-M, Parrilla manifestó que con anterioridad a los atentados "no se investigaban grupos de acción operativa, sino grupos de colaboración o de financiación".

Sobre "El Tunecino", a quien "Cartagena" aseguró en el juicio haberle visto reunido con agentes de la UCIE, el testigo dijo que "físicamente nunca" lo había visto y que "ignoraba si colaboraba con la unidad o con alguna sección de la Policía".

Añadió también que él era el que elaboraba las notas informativas que se hacían tras los encuentros con el confidente y recordó que se guardaba una copia de éstas en una carpeta informatizada, a la que sólo podía acceder con una clave el controlador principal, y otra en el "legajo de colaboradores", en la carpeta de "Cartagena".

Durante el interrogatorio, se le mostraron dichas notas y no supo decir por qué faltaba la página en la que El Farssaoui les había comentado que pensaba que Maymouni era uno de los autores de los atentados de Casablanca.

También explicó que participó el 13 de marzo en el registro del locutorio regentado por el acusado Jamal Zougam en el distrito madrileño de Lavapiés, de donde supuestamente salieron las tarjetas de móvil destinadas a los artefactos explosivos que estallaron en los trenes.

En la sesión matinal, el acusado Rachid Aglif, "El Conejo", que al estar preso sigue el juicio desde la sala blindada, ha estado unas horas sentado en los asientos reservados para los procesados que están en libertad, ya que, según explicaron fuentes jurídicas, el tribunal ha permitido que siga desde ahí la vista al detectar cierto "nerviosismo" y "tensión" en él en los últimos días.

El presidente del tribunal, Javier Gomez Bermudez, ordenó que volviera al habitáculo blindado a las 13:30 horas aproximadamente.