El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, confirmó ayer que la cúpula de ETA se está enfrentando a reproches internos de algunos sectores que cuestionan la vuelta a las armas, y adelantó que el Gobierno intentará potenciar a los críticos a fin de debilitar a la banda. Preguntado por las informaciones que apuntan a esa división interna, Rubalcaba reconoció que "puede que haya disensiones", porque no todas las facciones de ETA "están de acuerdo en cómo se rompió la tregua, y probablemente haya muchos que quieren dejar la violencia". El deber del Ejecutivo, sostuvo, es "alimentar" a los discrepantes para desgastar al núcleo duro y militar de la banda.

Fuentes de la lucha antiterrorista añaden que la dirección de la banda ETA, para frenar las disensiones, está sometiendo a sus bases, al colectivo de presos y exiliados y a la izquierda aberzale a un proceso "asambleario", pero dirigido desde la dirección, con el propósito de que asuman que la única manera de lograr sus fines es "seguir matando". Y que interioricen que los culpables del fin de la tregua fueron el PSOE y el PNV.

ESCENARIO PESIMISTA Según el análisis que Rubalcaba realiza de las pasadas elecciones, la banda está políticamente "más débil que nunca". Por eso, el titular de Interior alerta de que "hay que prepararse para un proceso de violencia largo".

"Cuanto más débil sea la banda terrorista, más ostentación tendrá que hacer de su fortaleza", aseguró en TVE el ministro, que también negó disponer de información que acredite que se hayan producido los contactos entre ETA y las FARC apuntados en correos electrónicos de algunos integrantes de la guerrilla colombiana.

Ante el temor de que la ofensiva etarra se cebe con Zaragoza durante la Expo, Interior ha decidido blindar la ciudad. En las próximas horas activará el máximo nivel del plan de protección de infraestructuras críticas, de modo que miles de militares, policías y guardias civiles vigilarán las zonas de máxima afluencia.

Ayer, por otra parte, se sucedieron en Euskadi las manifestaciones de repulsa contra el atentado sufrido por el diario El Correo, uno de los medios que divulgó el cisma de ETA. Decenas de trabajadores de medios de comunicación vascos, acompañados de representantes políticos, se concentraron en Bilbao y advirtieron de que no cederán al chantaje etarra. El Rey, el Príncipe y el presidente del Parlamento Europeo se sumaron a la condena de este ataque "contra la libertad de expresión".