Pedro Sánchez se someterá a la investidura en un pleno que comenzará el lunes 22 de julio a las 12h con su discurso como candidato. Tras él intervendrán los grupos parlamentarios de mayor a menor. La primera votación se producirá el 23 y, si no consigue mayoría absoluta entonces, habrá una segunda votación dos días después, el jueves 25, donde solo necesita más 'síes' que 'noes'. Si no supera ese examen, se pone en marcha la cuenta atrás. De no haber acuerdo en 60 días, se convocarían elecciones para el 10 de noviembre.

La fecha la ha confirmado la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, tras conversar telefónicamente con el jefe del Ejecutivo en funciones, que está en la cumbre de la UE en Bruselas, y tras informar rápidamente a los portavoces de los grupos parlamentarios. La dirigente del PSC ha subrayado que la designación de esta fecha no se ha hecho con la perspectiva de una vuelta a las urnas, sino para conseguir acuerdos que permitan un Gobierno antes de agosto. "No hemos contemplado la repetición de elecciones y de lo que hemos hablado es de todo lo contrario: de que la investidura sea posible el mes de julio", ha señalado. También ha adelantado que la Diputación Permanente, el máximo órgano parlamentario cuando no hay periodo de sesiones, se constituirá tras la investidura.

Fijar el 22 en el calenario implica que el candidato cuenta todavía con tres semanas por delante para intentar conseguir los apoyos que necesita para sacar adelante la investidura. Con la fecha ya fijada, los socialistas convocarán una nueva ronda de negociaciones en la que tienen como objetivo principal persuadir a Pablo Iglesias. También tendrán que atar acuerdos con grupos que han mostrado su voluntad de tejer pactos pero que todavía no han confirmado su voto positivo, como PNV y Compromís. Los valencianos reclaman como línea roja que en un año esté aprobado el nuevo modelo de financiación autonómica. Sánchez también necesitaría la abstención de ERC o Bildu. Con los republicanos sí negocia, pero no con el grupo vasco. Ambos se han mostrado abiertos a no bloquear la investidura y quieren coordinar su posición en la votación.

La fecha del 23 de julio pone en marcha una cuenta atrás de dos meses para la convocatoria de nuevas elecciones. Si Sánchez no lograse una investidura antes del verano, podría volver a presentarse en ese tiempo. Si no logra apoyos, se presente o no a una nueva votación, se disolverían las Cortes y se convocaría la vuelta a las urnas. Tras la reforma de la ley electoral, los nuevos comicios se celebrarían 47 días después de expirar esos dos meses, es decir, el 10 de noviembre.