Al igual que ocurrió cuando el Parlamento Europeo impidió que los gobiernos y la Comisión Europea siguieran ocultando el peligro del mal de las vacas locas, en esta legislatura la Eurocámara también ha investigado lo que los Veintisiete querían esconder: los vuelos clandestinos de la CIA, el secuestro de ciudadanos por los servicios secretos de EEUU y el mantenimiento de cárceles secretas en Europa.

Mientras los ministros de Exteriores de los Veintisiete se conformaron en diciembre del 2005 con las vagas y falsas declaraciones de la entonces secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, la Eurocámara investigó pacientemente y demostró que al menos 1.245 vuelos secretos de la CIA habían utilizado el espacio aéreo o aterrizado en aeropuertos de la UE entre el 2001 y el 2005, con la aquiescencia de los gobiernos, que ahora negaban estar al corriente.

Las pesquisas también sacaron a la luz que parte de esos vuelos habían sido utilizados para trasladar a personas a Guantánamo y a prisiones secretas en Europa y fuera de ella, donde fueron torturadas. Los eurodiputados constataron que los servicios secretos de EEUU, con la colaboración de las autoridades nacionales, habían secuestrado incluso en Europa al menos a una veintena de individuos, que fueron llevados posteriormente a centros de detención ilegales y torturados.

INFORMACION COMPARTIDA La investigación de la Eurocámara y la realizada por el Consejo de Europa hallaron indicios que apuntan a la existencia de cárceles secretas de la CIA al menos en Polonia, Rumanía y Kosovo, en antiguas bases militares y en instalaciones militares norteamericanas. La OTAN no permitió a los eurodiputados visitar una prisión bajo su control en Kosovo donde se sospechaba que existía un centro de detención clandestino.

El testimonio del exembajador británico en Uzbekistán Craig Murray reveló asimismo que los servicios secretos de los países europeos y sus gobiernos estaban al corriente de las prácticas de obtención de información bajo tortura que llevaba a cabo EEUU y que compartían las informaciones obtenidas con ese infame método.

La Eurocámara, en el informe final aprobado en el 2007, denunció la falta de cooperación de muchos gobiernos de la UE, del Consejo de Ministros y de la Comisión Europea, que nunca quiso investigar la cuestión.