Los presuntos islamistas detenidos en Ceuta quemaron varios morabitos --ermitas en cementerios musulmanes-- e ideaban robar armas y explosivos en un polvorín militar y atentar contra la feria de Ceuta, una gran superficie comercial y los depósitos de Cepsa situados en la ciudad, según desvela el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en el auto por el que el sábado por la noche envió a prisión a siete de ellos y dejó en libertad al resto. No obstante, el juez asegura que el planeamiento de las acciones terroristas era embrionario y destaca que los arrestos han evitado "un mayor grado de estructuración del grupo" que hubiera elevado "el riesgo contra la vida y los bienes".

El juez indica que los arrestados --10 españoles y un marroquí-- formaban un grupo integrado en la organización Salafia Yihadia, brazo armado de Al Qaeda en el norte de Africa, y que realizaban fundamentalmente labores de reclutamiento de jóvenes para la yihad o guerra santa. La célula, liderada por Mohamed Fuad y Karim Abdesalam, se reunía en la mezquita ceutí Darkawia y hace más de un año comenzó a visualizar vídeos sobre la yihad. Algunos de los miembros mostraron su deseo de martirio, según Garzón.

LOS OBJETIVOS Sus primeras acciones violentas fueron la quema de varios morabitos, "cuya existencia es considerada aberrante por los salafistas", explica el juez, y la realización de pintadas radicales. Además, extendieron rumores sobre atentados en el recinto ferial y en el supermercado Hipersol, para intimidar a la población ceutí. Estas acciones podrían haber acabado con la vida de multitud de personas, dado que hablaban de atacar la feria durante las fiestas de la ciudad y el supermercado se encuentra en un gran centro comercial, el Parque Ceuta.

Para ello, lo primero que necesitaban eran explosivos; por eso, estudiaban la posibilidad de robar en el polvorín militar Fortaleza de El Hacho. Sin embargo, Garzón destaca que sus planes estaban en una fase "bastante incipiente". También explica que los detenidos, integrados en la misma red, se dividieron en dos facciones, influidas por el imán Abdeslam ben Duad, que después fue expulsado de la mezquita "debido a las presiones" de Karim "para que radicalizara su discurso". Karim ha estado en varias cárceles españolas, donde se radicalizó, según el juez.

EL TESTAMENTO Otros de los más fanáticos eran los hermanos de Hamed Abderrahman Ahmed, conocido como el talibán español por haber sido encarcelado en Guantánamo. Uno de ellos, Mustafá, se mostraba partidario de atentar contra intereses judíos y contra los depósitos de Cepsa en Ceuta, y redactó un testamento de despedida para su madre en el que decía: "Alá me envió para luchar y ser sacrificado por su causa. No os aflijáis ni me lloréis. Siempre estaré en vuestro corazones". Otro de los miembros relevantes del grupo era Abdelkrim Chaib, que fue militar del Ejército español.

En definitiva, Garzón argumenta que decreta prisión para siete de ellos porque de las conversaciones grabadas y de su declaración se infiere que "habían constituido un grupo terrorista de tendencia salafista con la finalidad de atentar contra objetivos materiales", como las ermitas, el polvorín o el supermercado. Ante las posibles críticas sobre que el arresto fuera antes de que planearan un ataque concreto afirma que "hay material probatorio suficiente" para encarcelarlos por integración y colaboración en banda armada y falsedad de documento. El fiscal también pidió prisión para ellos. De los que deja en libertad, señala que no ha podido constatarse su vinculación con la red.