Izquierda Unida apura las últimas horas para lograr que el próximo fin de semana se consiga un acuerdo que logre la "refundación" de la coalición y entierre para siempre el hacha de guerra entre las distintas familias responsables, como todas reconocen, en buena parte del declive electoral. Ante este panorama, Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), junto con las federaciones madrileña y aragonesas, unidas en una plataforma denominada Nacional II (por ser la carretera que une las tres comunidades), tiene la llave para decidir el futuro de la coalición, pese a ser la familia menos numerosa.

El pasado mes, el coordinador general, Gaspar Llamazares, presentó su dimisión para evitar que el cónclave se centre en los reproches hacia él, aunque afirmó que no abandonará el acta de diputado. El Partido Comunista de España (PCE) le acusa de haber llevado a cabo una política "seguidista" del PSOE.

Pero durante la última precampaña electoral surgió una tercera facción, la formada por EUiA, madrileños y catalanes, que ideológicamente apenas se diferencia de los llamazaristas , pero que apuestan por no aislar al PCE. A día de hoy, la N-II contaría con el apoyo de aproximadamente el 20% de los 800 delegados convocados, frente al 45%, que apoyaría al PCE y el 30% de los llamazaristas .

INTENTO DE CONSENSO Mientras, la alcaldesa de Córdoba, una de las líderes de IU con más prestigio, Rosa Aguilar, se niega a ser la sustituta de Llamazares. Muy enfrentada a la dirección del PCE, afirma no obstante que trabajará para que las familias enemistadas lleguen a un pacto que haga renacer a la coalición.