Izquierda Unida recibió una de cal y otra de arena en las elecciones del 14 de marzo: contribuyó a descabalgar al PP del Gobierno, como deseaba, pero se dejó más de 112.000 votos y cinco escaños en el empeño. El voto útil socialista le pasó factura. Es por ello que en la campaña de las europeas se ha esforzado en lograr que entre su electorado arraigue el mensaje de que el único voto útil de izquierdas es el destinado a la lista encabezada por Willy Meyer y, fruto de su alianza con ICV-EUiA en estos comicios, Raül Romeva.

Ya en la presentación de la candidatura, el 18 de mayo, Gaspar Llamazares se refirió al cambio de escenario, que hacía innecesario aglutinar votos para enfrentarse al PP: "La situación actual no es de excepcionalidad, como en el 14-M, porque entre todos hemos abierto las puertas a la normalidad democrática y al cambio político. Por lo tanto, ahora el voto es libre, con el corazón".

IU-ICV también ha criticado el bipartidismo de la campaña electoral. Raül Romeva lo ha considerado una muestra de la "falta de madurez democrática" de España.