Hubo un momento, nada más comenzar su réplica a Isabel Díaz Ayuso, en el que el socialista Ángel Gabilondo dijo: «Estamos hablando del programa de una persona que se presenta para presidir la Comunidad de Madrid». El recordatorio, pese a la obvio, fue pertinente. No solo porque fuese 14 de agosto; también, sobre todo, porque Díaz Ayuso se estaba comportando como si el debate de investidura se tratara de una crispada tertulia política a última hora de la noche, llenando la cita, dijo la oposición, de «fango».

En lugar de defender sus planes para la autonomía y dar explicaciones sobre las sombras de corrupción que planean sobre ella (sus presuntas relaciones con miembros de la trama Púnica y las supuestas irregularidades en la gestión de un crédito), Ayuso echó mano de ETA, de Venezuela, del polémico y espacioso chalet de Pablo Iglesias en la sierra madrileña y de sus propias definiciones del socialismo. Por ejemplo, esta: «El socialismo es el periodo de crisis que pasa entre gobiernos del PP». O esta: «El socialismo siempre iguala a la baja a todos los ciudadanos, redistribuye la pobreza».

Una expresión de sorpresa recorrió los rostros de Isabel Serra, de Podemos; Íñigo Errejón, de Más Madrid, y el propio Gabilondo.

Si Serra ligaba a la nueva mandataria con sus antecesores Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes, Ayuso contestaba con «la ETA», Hugo Chávez y «el casoplón de Galapagar». Si Errejón le acusaba de pertenecer a un partido que «segrega a los madrileños» con su falta de inversión y reduce a la mitad los fondos para la lucha contra la violencia machista, Ayuso tiraba de más ETA y más Venezuela, junto a un repaso por la trayectoria del líder de Más Madrid, en especial por su salida de Podemos, para concluir: «Usted es el personaje más traidor de la política española».

EL DIAGNÓSTICO / La izquierda española ha mostrado en estos últimos tiempos su incapacidad para pactar, sobre todo a nivel estatal, pero aquí el diagnóstico fue compartido. «Tengo dos hipótesis: una, ustedes necesitan este clima constante de fango para que no se discutan ideas; y dos, siento miedo ante una persona que no puede aguantar un debate de 15 minutos», dijo Errejón. «He pasado bochorno con tantas interpelaciones personales», confesó Gabilondo.

Durante la primera jornada de la investidura, la oposición criticó duramente que la candidata del PP llegara a la presidencia con la sombra de la duda de la corrupción.