Gaspar Llamazares estuvo en Valencia, donde las encuestas han dejado "suelto" al diputado de IU, al que ahora miran con evidente gula tanto el PP como el PSOE, sobre todo este último. Todos los observadores coinciden en que el escaño peligra porque la propia coalición rojiverde ha protagonizado ante los valencianos un enfrentamiento interno que habría desmoralizado y dispersado a buena parte de los electores habituales. Pero Llamazares no puede permitirse perder una sola posición. Si, en vez de los actuales cinco diputados IU se queda con solo cuatro, ya no podrá disponer de grupo parlamentario propio, y eso sería un tremendo desastre.

La normativa electoral traba a IU, cuyos simpatizantes en las pequeñas circunscripciones saben que sus candidatos no tienen opción de superar la hegemonía de los dos grandes. Por ello, la coalición pierde en cada cita con las urnas cientos de miles de sufragios que van al saco de los restos inútiles.