El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, evitó ayer mostrar cualquier resquemor ante el primer ministro italiano, Romano Prodi, por el decreto ley que desde hace un mes permite a la república devolver a su país de origen a los inmigrantes comunitarios que tengan antecedentes o carezcan de medios de subsistencia. Zapatero y Prodi celebraron la 15 cumbre hispano-italiana, en la que participaron sus ministros de Fomento, Defensa, Industria y Asuntos Exteriores.

"Estamos contra los delincuentes y no contra los rumanos", ha asegurado en más de una ocasión Prodi, pero lo cierto es que el número de expulsiones de ciudadanos, sobre todo de esa nacionalidad, se ha multiplicado después de un homicidio en Roma por el que se detuvo a un joven de Bucarest. Zapatero no quiso comentar la decisión italiana, pese a que, desde que llegó a la Moncloa, ha considerado la política de inmigración europea como una de sus prioridades, y descartó que ese decreto haya aumentado el flujo de rumanos que arriban a España.

IMPULSO DE SARKOZY Zapatero y Prodi informaron de que trataron sobre el "futuro del Mediterráneo" y constataron la "insuficiencia" --según el líder italiano-- del actual Proceso de Barcelona. Por este motivo, se han comprometido en proponer iniciativas concretas, aprovechando el impulso a la región que propugna el presidente francés, Nicolas Sarkozy. Zapatero ya lanzó una idea: abordar la sostenibilidad del mar.