El comisario general de la policía científica en el 11-M, Carlos Corrales, reveló ayer que, en la mañana de los atentados, ordenó a sus subordinados estar atentos a algún posible terrorista suicida entre los cadáveres. Explicó que, al observar los cadáveres mutilados, pensó en las informaciones de sus colegas extranjeros sobre métodos yihadistas y que cuando supo del hallazgo de la furgoneta Renault Kangoo con cintas coránicas, ordenó que los forenses que "tuviesen cuidado si encontraban bolsas o sustancias sospechosas", porque podía haber algún terrorista. El testimonio echa por tierra las acusaciones que vertió el PP contra el PSOE, al que señaló como fuente de un bulo sobre terroristas suicidas.