El presidente del Congreso, José Bono, es partidario de que, ante el actual momento económico, la Cámara Baja tenga un criterio de "máxima austeridad" en su presupuesto de 2009, incluyendo el sueldo de los diputados. Bono hace ese planteamiento en una entrevista con la Agencia Efe en la que considera que "Aznar no admite su error por meternos en la guerra de Irak" y cree, tras las declaraciones de Arnaldo Otegi al salir de prisión, que "nunca la cárcel ejerció un efecto tan balsámico, pero no hay que fiarse".

El máximo representante del Congreso cree que ante la actual situación económica, los diputados, que representan a los ciudadanos, han de ser "ejemplares" a la hora de decidir sus sueldos y el presupuesto con el que contará la Cámara Baja durante el próximo ejercicio. Por ello, plantea que ese presupuesto se redacte con "un criterio de máxima austeridad" que incluya "no proponer incrementos de sueldos", como ya están planteando diversas administraciones. No obstante, enfatiza el hecho de que esa es una cuestión cuya valoración corresponderá a las Cortes Generales en la reunión de mesas conjuntas del Congreso y el Senado. "Son los diputados los que deciden y yo les ayudaré a ejecutar las decisiones que tomen, pero haré una propuesta de austeridad", añade Bono.

Ante la necesidad de que el Gobierno logre apoyos parlamentarios que garanticen la estabilidad después de haber sufrido varios reveses en votaciones en el Congreso, Bono subraya que en modo alguno se atraviesa "una situación límite". "Hasta ahora no van mal las cosas en lo que a gobernabilidad se refiere", añade Bono, quien advierte de que él no ve probable ninguna fórmula alternativa de Gobierno a la del PSOE y subraya que la estabilidad gubernamental, en términos generales, está garantizada por una Constitución que no permite censurar a un Gobierno si no hay un recambio automático.

Las declaraciones de José María Aznar en las que sigue defendiendo su apoyo a la guerra de Irak llevan a Bono a subrayar que "cuando se comete un error tan grave como dar la mano a Bush y la espalda a los españoles, hay que tener la grandeza de saber pedir disculpas". "Muy probablemente, Aznar no admita nunca el error; él -añade- es muy libre de seguir defendiendo lo que ya no defiende casi nadie, e incluso me atrevería a decir que la foto de las Azores quizá no agrade ya ni en el PP. No hay que olvidar que hasta el Papa calificó de inmoral aquella guerra".

Repaso a otros temas

De la situación actual en la lucha antiterrorista, considera que lo más positivo es que cada vez hay menos personas que aboguen por la vía del terror para conseguir sus objetivos políticos. "Hasta Otegi dice estar en contra de la cúpula de ETA. Nunca la cárcel ejerció un efecto tan balsámico, pero no hay que fiarse. El complejo Yoyes sigue vigente entre ellos y saben que contradecir a sus capos se puede saldar con un tiro en la nuca", recalca el presidente de la Cámara Baja.

Asegura, además, que "hasta los terroristas más peligrosos se están percatando de que su única salida es pagar por sus crímenes en la cárcel. Saben que nadie negociará con ellos lo que solo deben decidir los ciudadanos y sus representantes". En el capítulo de reformas pendientes, se muestra dispuesto a ayudar a los diputados si es que realmente desean modificar el Reglamento del Congreso.

Bono destaca que la Constitución ha proporcionado el periodo de libertad más largo de la historia de España y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de abordar su reforma, pero defiende que se pueda modificar para algunas cuestiones como garantizar la igualdad del hombre y la mujer en todos los ámbitos, incluso en la sucesión en la Jefatura del Estado.

También es partidario de que la ley electoral recoja fórmulas para que los electos se sientan más cerca de los electores que de las cúpulas de los partidos, pero advierte de que la modificación de esta norma "debe ser fruto de la reflexión y del acuerdo, no de la ocurrencia". Bono considera una obligación constitucional proteger la riqueza lingüística de España, pero ante la posibilidad del uso en el Congreso de las lenguas cooficiales subraya que ha de respetarse la ley y, si alguien desea cambiarla, lo que debe hacer es plantear su reforma. "No me molesta oír hablar en ninguna lengua y, por supuesto, en catalán, vasco o gallego, pero si usted me habla en un idioma que no conozco y los dos conocemos un idioma común, parece razonable que si queremos entendernos hablemos en esa lengua común o busquemos un intérprete, sin que eso signifique desprecio a ninguna otra", explica Bono.