Las andanadas habituales de José María Aznar contra los nacionalistas subieron ayer de tono cuando calificó al PNV de "tribu" que pretende "imponer su obsesión identitaria". El presidente del Gobierno enfatizó, en una reunión con unos 200 cargos del PP vasco, que ese "mito étnico" no va a triunfar y que no habrá "impunidad política, social y jurídica" para los que atenten contra las libertades.

La ley de partidos, las medidas de protección a los concejales amenazados y el cumplimiento íntegro de penas para los etarras, según la futura reforma del Código Penal, serán sus instrumentos.

Tras firmar su candidatura testimonial como aspirante a concejal de Bilbao, el líder conservador pronunció un discurso lleno de adjetivos descalificadores y de advertencias a nacionalistas y socialistas.

"INICIATIVAS EXTRAVAGANTES"

En un clima claramente preelectoral, Aznar glosó sus ideas para "vertebrar" el Estado frente a los que plantean reformas de la Constitución y de los Estatutos de autonomía. Estas propuestas son, a juicio del presidente del Gobierno, "iniciativas extravagantes" que "internacionalizan el ridículo", en referencia a los viajes internacionales realizados por el lendakari, Juan José Ibarretxe, para explicar su plan soberanista.

Con la vista puesta en las elecciones municipales del próximo mes de mayo, el jefe del Ejecutivo lanzó al PSOE un envite para formar una alternativa al nacionalismo, como el de los pasados comicios vascos. De lo contrario, la formación que dirige José Luis Rodríguez Zapatero caerá del lado de los "dinamiteros" --según Aznar los nacionalistas--, que quieren "volar" la Constitución y "no soportan la pluralidad".

Aznar se curó en salud ante posibles críticas de los que tienen "complejos seculares" y buscan de manera "inagotable y estéril" nuevos modelos de estado, en clara referencia a Pasqual Maragall. Los que proponen nuevas lecturas de la Constitución consideran, dijo Aznar, que la Carta Magna es un "arreglo transitorio o un borrador sin vigencia".