El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón ha optado por celebrar un careo entre los dos principales responsables de Interior mientras se realizó la operación ilegal conocida como 'Kitchen': el entonces ministro, Jorge Fernández Díaz, y su número dos, Francisco Martínez. El objetivo de esta diligencia es determinar quién defiende con mayor contundencia su versión de lo ocurrido en el verano de 2013 en relación con el espionaje del extesorero del PP Luis Bárcenas, informaron a este diario fuentes jurídicas.

El magistrado ha fijado el próximo 13 de noviembre la cita para tratar de quedarse con una de las dos versiones que resultaron diametralmente opuestas: uno sitúa a al entonces ministro al tanto de la operación y este niega incluso conocerla.

El primero en comparecer ante el juez fue Martínez, quien declaró el jueves. Aseguró que Fernández Díaz estaba al tanto de la operación y que incluso había sido él quien le proporcionó el nombre de Sergio Ríos, chófer de Bárcenas y quien colaboró con el dispositivo parapolicial creado para vigilar a su jefe y su familia.

Al día siguiente fue el turno de Fernández Díaz, que negó la mayor. No solo se desembarazó de cualquier conocimiento y, por supuesto, responsabilidad en la operación, sino que también lo intentó hacer con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la que era secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, cuya imputación solicitó también Anticorrupción.

Pendientes de los mensajes

Tras saber que había sido señalado por el comisario Enrique García Castaño como quien recibió el pendrive con el contenido intervenido a Bárcenas, el exsecretario de Estado de Seguridad procedió a levantar acta notarial de los mensajes sms que supuestamente guardaba en su teléfono procedentes de Fernández Díaz, en relación con la operación 'Kitchen', en los que este le hablaba del chófer y calificaba de "éxito" lo obtenido.

Sin embargo, los hizo desaparecer de su teléfono, por lo que en la causa solo aparece el acta notarial. Por su parte, el exministro se mostró muy dolido con Martínez y negó haberle enviado o reenviado ninguno de ellos. Incluso, después de que Anticorrupción lo solicitara, ofreció su móvil para que el juez comprobara allí mismo que él no escribía de esa forma. Se basaba especialmente en que en uno de ellos aparecía una "k" en sustitución de una "q", práctica que él no utiliza nunca, sostuvo.