Arnaldo Otegi calculó mal sus fuerzas. En su declaración de la tarde del miércoles ante el juez Fernando Grande-Marlaska asumió que ejerce un papel más destacado que el de portavoz de la ilegalizada Batasuna. El juez le acusa de dirigir el frente político de ETA, de acuerdo con los informes policiales presentados en los últimos días. El magistrado le impuso una fianza de 400.000 euros (66 millones de pesetas) para salir de la cárcel.

La colocación de un coche bomba en Madrid endureció la posición de la Fiscalía de la Audiencia Nacional que, hasta ahora, era partidaria de reclamar la retirada del pasaporte al líder aberzale. Una posición compartida por el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, que el viernes autorizó a sus subordinados a instar el procesamiento de Otegi y de Jon Salaberrria por integración en ETA.

Además, los fiscales tuvieron en cuenta dos informes policiales que evidencian que Otegi sigue ejerciendo "de forma notoria, pública y reiterada como portavoz de una organización ilícita e ilegalizada, suspendida por su subordinación orgánica y factual" a ETA, según el juez.

LIBERTAD DE CRITERIO Fuentes fiscales explicaron que CondePumpido dio libertad de criterio a sus subordinados, pero negaron que impulsara la prisión. Los fiscales también le comentaron que el juez era partidario de encarcelar a Otegi ante las pruebas acumuladas en su contra, que también le relacionan con las actividades financieras de la organización terrorista.

Pasadas las cinco de la tarde, comenzó el interrogatorio en el que estaba presente el representante de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), Pedro Cerracín. El líder de Batasuna asumió "la representatividad" que ejerce en su organización. También criticó la decisión de Baltasar Garzón de cerrar las herriko tabernas (sedes sociales de Batasuna), a las que desligó de ETA.

LA PREGUNTA Tras esa declaración "seudoinculpatoria", los fiscales pidieron la prisión incondicional. Otegi, según fuentes judiciales, no esperaba esa solicitud. Por ello, les preguntó: "¿Esto lo sabe Conde-Pumpido?". El abogado de la AVT reclamó una fianza de 300.000 euros.

El juez, que ya tenía escrito parte del auto de prisión, cambió sobre la marcha su decisión inicial y optó por imponer una fianza al líder aberzale. Este, en su turno de palabra, se refirió al proceso de diálogo propuesto por el Gobierno a ETA. En el auto de prisión, el juez afirma que, "perdida la inmunidad y estando imputado Otegi por un delito de integración en banda armada, en grado de dirigente, no puede acordarse otra cautela que no sea la de prisión preventiva, incondicional y comunicada". Pero en la parte dispositiva el juez acuerda imponer una fianza de 400.000 euros al líder de Batasuna, sin explicar su cambio de postura. También le ordena presentarse los lunes y viernes en el juzgado de su domicilio y le retira el pasaporte. Además, le avisa de que, en cualquier momento, puede dejar sin efecto esas medidas cautelares y decretar su reingreso en prisión.

Grande-Marlaska ordenó a la policía que esposase a Otegi cuando abandonó su juzgado. Antes, el líder de Batasuna habló con su letrada. En esa charla le dijo: "Déjame tres o cuatro días en el maco cárcel, que estoy muy estresado y me vendrá bien para pensar". La abogada no le hizo caso, ya que ayer ya había reunido la mitad de la fianza.

El juez también dictó el miércoles una orden de detención contra Salaberria, después de que no se presentase a declarar. Su letrada dijo que no fue porque no había sido citado. Sin embargo, fuentes policiales desvelaron que les consta que Salaberria huyó unos minutos antes de perder su condición de aforado, el 16 de mayo. Los agentes disponen de imágenes en las que se ve al exparlamentario abandonando su domicilio con un colchón en la cabeza. También se llevó un ordenador y un televisor.