E l juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón ha levantado el secreto de la pieza del caso en el que el principal imputado es el excomisario José Manuel Villarejo relativa la operación Kitchen . En su auto afirma que en ella se investiga si «órganos superiores y/o directivos de la Administración General del Estado» encargaron un dispositivo policial en el que se contrató al chófer del extesorero del PP Luis Bárcenas para evitar que la documentación comprometida para «altos dirigentes» del partido que pudiera tener en su poder se incorporara a la investigación de la caja b del partido seguida en la Audiencia Nacional.

En apenas dos páginas, el magistrado afirma que, examinado el estado de las actuaciones, procede dejar sin efecto el secreto, porque «no va a perjudicar a la investigación en curso». Ese era el criterio de Anticorrupción en el informe en el que instaba la imputación de quienes entonces eran ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, al disponer de indicios «muy numerosos y concluyentes», fundamentalmente procedentes del teléfono del exnúmero dos de Interior Francisco Martínez, que hasta el momento se ha negado a declarar ante el magistrado. El juez todavía no se pronuncia al respecto, pero los perfiles de ambos encajan con facilidad en la general atribución de máxima responsabilidad que hace él mismo en su auto.

«El encargo, que se habría llevado a efecto al menos en los años 2013 a 2015, consistiría en la captación y la manipulación como colaborador-informante de la Policía de Sergio Ríos, conductor de Rosalía Iglesias, esposa de Luis Bárcenas», afirma el magistrado.

Con su resolución, el magistrado da la oportunidad a conocer cuánto han avanzado las pesquisas, de las que solo deja fuera las referencias a dos partidas de 2.700 euros y otra de 1.600 relativas a gastos de localización firmadas por García Castaño, por no haberse desclasificado.

A los mensajes conservados por Francisco Martínez del entonces ministro, que demostrarían que este estaba al tanto de la operación Kitchen –en concreto uno relativo a la importancia que tenía «Sergio Ríos», chófer de Bárcenas–, se suman las conversaciones intervenidas al propio Villarejo durante los registros realizados en la causa.

Entre ellas figuran las que llevaron a María Dolores de Cospedal a abandonar la política cuando se conoció su vínculo con las cloacas policiales, por las conversaciones que ella y su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, mantuvieron con el excomisario. La entonces secretaria general del Partido Popular se interesaba por el contenido de una memoria extraíble relacionada con la investigación de la caja b del partido. Villarejo le respondió que tenía «mucha chicha» y habían «hecho todo lo posible por romper el pendrive ». H