El marroquí Rafá Zuher, que era confidente de la Guardia Civil, alertó a su contacto el 17 de marzo, dos días antes de ser detenido él mismo por colaboración en los atentados del 11-M, de la peligrosidad de Jamal Ahmidam, el Chino , número dos de la célula terrorista. En esa conversación, que fue grabada, el guardia civil confesó a su interlocutor que aquélla era la primera pista que tenían del terrorista, que acabó suicidándose el 3 de abril en Leganés junto a otros seis activistas. El juez descarta así, que los confidentes hubieran alertado a las fuerzas de seguridad de los preparativos del 11-M.

Esta conversación está recogida en una resolución firmada ayer por el juez Juan del Olmo. En el auto, se detalla la trama que permitió robar los explosivos usados en el 11-M, y deja en libertad a otros tres detenidos.

LOS INFORMADORES El juez asegura, además, que los confidentes Rafá Zuher y el exminero José Emilio Suárez Trashorras --también encarcelado, acusado de haber facilitado los explosivos-- no transmitieron a sus contactos en la Guardia Civil y la policía "dato alguno sobre los preparativos, intenciones y actuaciones de sus conocidos" sobre el 11-M. El magistrado ha tomado declaración al policía y al guardia civil que tenían contacto con los confidentes.

No obstante, el juez revela que Zuher informó a su contacto, a primeros del 2003, de que Suárez Trashorras y su cuñado, Antonio Toro, "le habían ofrecido la posibilidad de obtener sustancias explosivas" y que entregó muestras a la Guardia Civil, que abrió una investigación.

El magistrado explica que Zuher tenía intervenido su teléfono móvil ya que estaba siendo investigando por tráfico de drogas. El 17 de marzo, a las 11 de la noche, el marroquí llamó a su contacto de la guardia civil, que se identificó como Víctor. En esa conversación Zuher describió a El chino a su contacto:

--Zuher: Es un tío religiosísimo, ¿sabes? Es un pibe que reza mucho.

--Víctor: Ajá.

--Z.: O sea que... estará en la mezquita los viernes, a lo mejor esta vez, no vaya nunca más, ya no va a ir más.

--V.: Ajá.

--Z.: El quería que trabajara con él. ¿Me entiendes lo que te quiero decir? (...) Y ahora que ha pasado.

--V.: Eso de los detonadores ¿Por qué lo sabes?

--Z.: Pues estoy seguro que los tiene porque él ha dicho que conseguía cosas de Bilbao y del País Vasco. (...) Yo no te puedo decir que es él solo, a lo mejor hay unos cuántos más.

--V.: ¿No hay manera de conseguir aunque sea un teléfono que haya tenido hace tiempo?

--Z.: Como lo hago yo, vale, voy a buscarlo tío. (...) Si quieres, mira, ha estado detenido.

--V.: ¿Por qué?

--Z.: Por droga, por robos. Le detuvieron los marroquís y estuvo en la cárcel en Marruecos y cogió contactos desde dentro, en Afganistán y ese rollo. (...) A los tres años estaba fuera y cambió, empezó a rezar, o sea, no bebe alcohol, ya no roba, empezó a traficar, vino aquí a liarla.

--V.: Ajá.

--Z.: Y ¿Qué tal lo lleváis, no hay nada por ahí, no hay ninguna información de alguno que coincide o algo?

--V.: Sí hay, pero hay que sacar todo de donde se pueda, joder, claro, claro que hay.

--Z.: Por eso, y ¿ninguna coincide con este rollo que te estoy diciendo?.

--V.: Pues no, es que no, de eso es lo primero que tenemos.

TELEFONOS Además, Zuher le dice que el Chino "siempre hablaba del rollo del teléfono, no hablaba de detonadores, quería saber cómo se hacía y le gustaba (...) lo de hacerlo con el teléfono". También le desveló que utilizaba documentación falsa y que tenía metralletas y pistolas. Por último, advirtió al agente de que El chino era "tan radical" que "a la mínima te pega un tiro" porque "no le gustan nada los que no sean de su religión".

La policía identificó a Ahmidam el 29 de marzo. Del Olmo ordenó la detención al día siguiente junto a la de otros presuntos terroristas. Cinco de ellos se suicidaron en Leganés tras verse cercados por los geos.