Un testigo protegido ha dado la clave. Una persona que supuestamente conocía de primera mano las reuniones celebradas en el barrio barcelonés del Raval ha ofrecido una declaración tan contundente que ha convencido al juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno de que los islamistas detenidos el pasado fin de semana en Barcelona preparaban un atentado inminente. Se iban a suicidar, tal como adelantó EL PERIODICO EXTREMADURA, en transportes públicos ese mismo fin de semana, en lo que hubiera supuesto una masacre similar a la del 7-J de Londres, donde fallecieron 56 personas. El magistrado envió ayer a prisión a 10 de ellos. Los cuatro restantes fueron puestos en libertad por falta de pruebas.

Moreno detalla, en los autos de prisión, que los arrestados constituían un grupo organizado con una "clara y especializada" división de funciones. Así, el líder "religioso y operativo" era Maroof Ahmed Miza, según la declaración del testigo protegido, que ha explicado que fue Ahmed Miza el que eligió dónde y cómo cometer el atentado. El juez, que siempre se refiere a la futura acción criminal en plural, dando a entender que los suicidas iban a inmolarse en varios transportes o vagones para multiplicar la masacre, revela que Ahmed Miza cambió sus planes sobre la fecha y el lugar elegido para atentar una vez. Además, Moreno explica que, durante los rezos, el líder hacía "llamamientos a la yihad y al sacrificio, refiriéndose a las personas que iban a actuar como suicidas".

LA RELIGION El otro jefe de la célula era Mohammad Ayud Elahi Bibi. Según el juez, ambos tenían amplios conocimientos religiosos y, por tanto, gozaban del respeto del resto. Todos estaban cohesionados en torno al movimiento Tabligh e Jamaa, "versión rigurosa del islam" que justifica el uso "indiscriminado de la violencia como herramienta lícita para lograr sus metas político-religiosas".

Moreno asegura que los presuntos suicidas eran tres: Mohammed Shoaib, Mehmooh Khalid e Imram Cheema, en virtud de la declaración del testigo y de su reciente llegada a Barcelona. El primero llegó el 8 de octubre, procedente de Pakistán, vía Estocolmo. El segundo, el 12 de noviembre, también procedente del país musulmán pero a través de Alemania. El último en llegar fue Cheema, entre mediados de diciembre y enero, procedente, "al parecer", de Portugal. El juez argumenta que es "patrón común" en las organizaciones extremistas que los kamikazes se desplacen poco antes de la fecha prevista para el atentado.

LOS EXPLOSIVOS EL PERIODICO EXTREMADURA adelantó el lunes que la estructura central de Al Qaeda en Pakistán fue la que ordenó cometer un atentado similiar al 11-M, pero con suicidas. De hecho, el auto explica que los presuntos kamikazes llegaron a Barcelona dos meses después del supuesto experto en explosivos, Hafeez Ahmed, que regresaba de un viaje de cinco meses a Pakistán. Tres de sus colegas de célula, así como el famoso testigo, le han delatado ante el juez.

En su opinión, el grupo, además de haber logrado "capacidad operativa a nivel humano", estaba "muy próximo" a la consecución de explosivos. De hecho, uno de los arrestados, Qadeer Malik, arrojó al contenedor material que servía para la fabricación de artefactos. Además, en los registros policiales se encontraron nitrocelulosa y elementos mecánicos y eléctricos que, si bien no tienen "suficiente potencia destructiva" para lograr daños, sí servían para enseñar cómo manipular las bombas.

En conclusión, el juez, de acuerdo con la petición del fiscal Vicente González Mota, envió a prisión a 10 de los arrestados --que se habían declarado inocentes-- por los delitos de integración en banda armada y tenencia de explosivos, salvo a dos de los suicidas, a quienes imputó solo el primer delito. Además, dejó en libertad a Mohamed Imren y Sarosh Aki Mohamed. La Guardia Civil ya había liberado a otros dos arrestados.