El presidente balear, Jaume Matas, y, especialmente, el conseller de Interior, José María Rodríguez, ven estrecharse el cerco a su alrededor después de que se haya conocido que el auto del juez sostiene que Rodríguez alertó al alcalde de Andratx, Eugenio Hidalgo, de su detención poco antes de que esta tuviera lugar. El número dos del Partido Popular en la isla negó y niega haber avisado al concejal.

Según el auto judicial, del que el martes informaron varios medios de comunicación baleares, el conseller Rodríguez avisó al alcalde Hidalgo en una conversación mantenida a las 8.11 horas, una hora y media antes de que fuera arrestado, en la que evaluaron las consecuencias que podrían derivarse de la detención.

Rodríguez tuvo ayer una reacción peculiar a la difusión del auto del juez: admitió la veracidad de la transcripción, pero negó, de nuevo, haber avisado a Hidalgo. El conseller replicó que el arresto del alcalde era un "rumor que circulaba".

En Madrid, las reacciones del PP y el PSOE fueron diametralmente opuestas. El portavoz de los populares en el Congreso, Eduardo Zaplana, clamó contra las escuchas telefónicas al móvil de Rodríguez, ordenadas por el juez, exigió al fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, que las explicase en el Congreso y acusó al PSOE de promover "un Estado policial".

Su homólogo socialista, Diego López Garrido, consideró "escandaloso" que el PP pida la comparecencia de Conde-Pumpido por "perseguir" la corrupción urbanística. "¿Le van a pedir cuentas por perseguir delitos?", se preguntó. Mariano Rajoy dijo no estar dispuesto a que "unos señores que incumplen la ley manchen el nombre del PP".