"Una justicia que no tiene fin no es justicia". Con esta afirmación, el juez Eloy Velasco se opuso ayer a reabrir la investigación del 11-M para volver a examinar los explosivos usados en el atentado, como le reclamaron la Asociación de Víctimas del Terrorismo y la de afectados del 11-M --que patrocina Esperanza Aguirre--. El juez explica que el proceso penal no se puede forzar hasta que diga lo que quieren algunas personas.

Los defensores de la llamada teoría de la conspiración perdieron ayer una de sus últimas batallas. En los últimos cinco años han puesto en duda que el explosivo empleado en la masacre hubiera sido robado de una mina asturiana y han apuntado a una conexión con ETA. Estas personas no han dudado en atacar a los policías y peritos que examinaron los restos de dinamita encontrados en los vagones en los que perdieron la vida 191 personas. Sin embargo, Velasco rechaza esta maniobra porque considera que esta prueba es "redundante" después de que la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo hayan dictado sentencia tras examinar las pruebas periciales, que establecieron que el explosivo usado en el atentado era goma-2 Eco.

Las asociaciones de víctimas, próximas al PP, pretendían que los jueces ordenaran otro análisis pericial de los explosivos porque, en su opinión, se pudo usar otra marca de dinamita o incluso pudo haber "otros autores del atentado".

LOS ARGUMENTOS El juez les explicó que "no se puede practicar siempre la misma prueba" hasta que "satisfaga los intereses de las partes personadas" por mucha que "sea la insatisfacción e impotencia" que sientan por el resultado. Además, el magistrado les recuerda que la ley busca que "las investigaciones se cierren en algún momento porque la justicia que no tiene resultados y nunca tiene fin, no es justicia".