Hace unos días, la fiscalía instó al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) a imputar en la causa que instruye vinculada al caso Gürtel al cabecilla de esta trama, Francisco Correa; a su lugarteniente, Pablo Crespo; y al empresario Alvaro Pérez, más conocido como el Bigotes . Según la fiscalía, si el tribunal se plantea juzgar al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y a otros cargos del PP por un supuesto delito de cohecho impropio, se debería juzgar en la misma causa a los que hipotéticamente hicieron los regalos. Pero el juez instructor del caso, José Flors, no opina lo mismo y así lo hizo saber ayer en un auto: a su entender, Correa, Crespo y Pérez forman parte "en su conjunto, del objeto más amplio de otro proceso" que actualmente se está investigando en Madrid.

ESPERANDO RESPUESTA Despejada esta incógnita, siguió su curso el proceso abierto en Valencia contra Camps, en el que también están imputados Ricardo Costa, su número dos; Víctor Campos, exvicepresidente del Gobierno valenciano; y Rafael Betoret, exjefe de gabinete de la Consejería de Turismo. Están acusados de haber aceptado trajes regalados por empresarios corruptos y todos se declaran inocentes. Por ello han recurrido el auto inculpatorio del juez Flors y han solicitado la suspensión de la causa mientras no se dé una respuesta a dichos recursos, en los que se pide archivar el caso.

Nuevamente, la pelota está en el tejado del tribunal, aunque continúa muy viva la controversia política. De hecho, ayer se le preguntó por el escándalo al presidente de los populares, Mariano Rajoy; quien, según parece, mantiene intacta su confianza en Francisco Camps.

En el Foro ABC de Málaga, Rajoy aseveró que sigue creyendo en la versión del presidente valenciano, esto es, la que asegura que él mismo abonó sus trajes. "Yo creo que el señor Camps se pagó sus trajes. Es absurdo decir que un presidente de la Generalitat valenciana se puede vender por tres trajes", insistió, informa Julia Camacho.

En este contexto, el líder de los populares quiso insistir en que la pena por cometer ese cohecho impropio del que se acusa a Camps es una multa de 2.500 euros, cantidad que, en su opinión, resulta insignificante comparada con la presión vivida por el político valenciano.

Rajoy es consciente de que existe un clamor general en su partido para que destituya a su tesorero, Luis Bárcenas, o fuerce su dimisión. Pero él insiste en darle respaldo hasta que el Tribunal Supremo tome en las próximas semanas una decisión sobre si se le imputa o no definitivamente por su posible implicación en el caso Gürtel . Por eso, ayer aprovechó para mandar un mensaje en clave interna: él no acepta "presiones" de nadie, aunque el tiempo que se toma para adoptar ciertas medidas pueda desesperar, en ocasiones como esta, a los que le rodean.

Rajoy, que hizo ayer una excepción y se prestó a responder preguntas de un reducido auditorio --previamente tamizadas por un moderador--, quiso hacer también otra aclaración sobre las supuestas amenazas que ha recibido de su tesorero para que no le aparte del PP. "Tengo muy pocas virtudes, pero si alguna tengo, y lo digo con tranquilidad, es que he demostrado que no acepto ni presiones ni chantajes. A mí, Bárcenas no me ha chantajeado. Cada uno luego puede decir lo que quiera, pero he acreditado que no suelo funcionar con presiones ni con chantajes", remató.

FINAL DE LA PELICULA Dicho esto, se negó a entrar en más detalles sobre este asunto, salvo que no le consta que Bárcenas se haya llevado a casa documentación de la sede central del PP, como han publicado algunos medios.

¿Afectará electoralmente al PP la trama de corrupción? Es difícil saberlo de antemano, aunque Rajoy apunta que, con el caso Gürtel en todos los periódicos, ya ha ganado las elecciones gallegas y las europeas. Finalmente, dijo contar con el respaldo de su comité de dirección en su estrategia y sostuvo que, según sondeos propios que tiene, está en disposición de ganar las generales "con bastante claridad".