La Audiencia Nacional comenzó ayer a juzgar a los 14 islamistas detenidos en la operación Tigris (2005) y en su continuación, la operación Amat (2007), acusados acusados de ayudar a huir a implicados en la masacre del 11-M y de financiar a Al Qaeda. Los jueces admitieron el testimonio de dos de los acusados que confesaron su relación con estos hechos en otoño ante el juez Baltasar Garzón.

La red Tigris tenía su centro de actuación en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Allí, según la fiscalía, "se captaba, adoctrinaba y se preparaba a los yihadistas para la comisión de acciones terroristas" y se prestaba apoyo "logístico" a los que, tras atentar, querían volver a Irak, como varios huidos del 11-M.

La fiscala les imputa pertenencia o colaboración con banda armada, falsedad en documento oficial y delito contra la salud pública.