El candidato popular ha decidido autoproclamarse ganador del primer debate, digan lo que digan las encuestas. Es más, ayer en Bilbao sostuvo que, tras el cara a cara con José Luis Rodríguez Zapatero, se siente "más cerca de ganar las elecciones". "Quise transmitir que mi prioridad son los problemas reales de las personas. Lo demás es accesorio", recalcó.

Ese mensaje de victoria era defendido y repetido ayer por toda la cúpula del PP. Se les preguntase o no. ¿Por qué? Porque una parte fundamental de la estrategia consistía en "vender victoria" durante y después del debate, sin atender a análisis ajenos: Del durante se ocuparon los populares enviando sms a los periodistas --los socialistas hicieron lo propio-- en el transcurso del debate.

A POR EL SEGUNDO ASALTO Se intentaba orientar la información: "Rajoy está ganando con contundencia. ZP solo habla del pasado". Tampoco se olvidaron del después, dado que hubo nuevos mensajes con un "victoria rotunda de Rajoy". De madrugada, una espectacular bienvenida al jefe en la sede del PP --que encabezó Esperanza Aguirre y en la que se brindó con cava-- y rueda de prensa de Pío García-Escudero para exhibirse como campeones. Pero aunque ayer era día de intentar rebatir a los que dieron a Zapatero como vencedor, ya se pensaba en el próximo debate. Se repasaron las formas de Rajoy y se admitía que cara al próximo lunes se deben cuidar más los gestos que transmiten nerviosismo, como el abrochar y desabrochar botones de la chaqueta, o evitar comentarios espontáneos que den lugar a dobles interpretaciones, como el "¿qué es eso?" de Rajoy cuando Zapatero habló del bonobús con el que supuestamente se daban papeles a inmigrantes en tiempos del PP.

Los populares preparan propuestas económicas para la próxima cita. Rajoy daba pistas ayer sobre su discurso: "España necesita un cambio político. Haré un Gobierno para todos, no de derechas o de izquierdas, con sentido común. Voy a pedir el voto a los que le negaron apoyo al PP en su día", concluyó.