El líder de Al Qaeda en España, Imad Edin Barakat Yarkas, Abú Dahdah, que cumple una condena de 12 años, consideró ayer "inadmisible" la masacre del 11-M, pero dijo que no le sorprendió que ocurriera "por la guerra de Irak". "En nuestra cultura, la guerra genera odio", dijo.

Conducido en una furgoneta policial a la sala de la Audiencia Nacional explicó a la fiscal Olga Sánchez que, tras la matanza, pidió hablar con el juez Baltasar Garzón "para decir que no se puede hacer esto", en alusión a los atentados. La fiscal le recordó que en aquella declaración vinculó la masacre del

11-M con la doctrina Takfir. "Si son islamistas, son de esa doctrina", dijo.

Barakat se desvinculó de cualquier grupo terrorista y dijo que la Takfir es una "secta rechazada por el islam". El interrogatorio fue muy corto y no fue aprovechado por los abogados de la defensa, o los acusadores partidarios de la teoría de la conspiración, para aclarar si cabe una colaboración entre ETA y los islamistas.

También compareció José Garzón, dueño de la furgoneta Renault Kangoo usada por los terroristas y hallada el mismo día 11. Contó que se la robaron la noche del 27 de febrero y que, cuando se la devolvió la policía, encontró en el interior una cinta en árabe que no era suya. Días después la dio al juez instructor Juan del Olmo.