Si no permitió un debate sobre futuribles, Zapatero tampoco abonó las tesis de los miembros de la dirección del PSOE que apuntan a una fuga de votos del PSC hacia ICV y Ciutadans a causa de la deriva nacionalista del partido bajo el mandato de Pasqual Maragall. A juicio del presidente, el descenso en votos del PSC hay que buscarlo principalmente en la abstención. La irrupción de Ciutadans en el Parlamento catalán la achaca el presidente del Gobierno a nuevos votantes, no tanto a descontentos del PSC. Por eso insistió en que los resultados merecen "un análisis en profundidad que corresponde hacer al PSC".

Zapatero no se recreó en la autocrítica ni cuando se le preguntó si se sentía "perdedor", como apunta el PP. Pero reconoció que le hubiera gustado que el PSC hubiera logrado "resultados mejores". E ironizó sobre el hecho de que el PP esté "contento" pese a haber sufrido un "retroceso": "Me parece bien que la oposición tenga ratos de alegría y que esté satisfecha; contribuye al buen clima político". El secretario de organización, José Blanco, sí hizo autocrítica al admitir que el PSC "no ha cubierto las expectativas" que el PSOE había depositado, pero lo achacó a que ha pagado los errores cometidos en el tripartito.