Frívolo o no el caso es que Miguel Sebastián ha conseguido su objetivo. Su paso por el Congreso sin corbata consiguió ayer que en muchas tiendas y oficinas el tema de conversación girara en torno a lo estúpido que es pasar frío en verano y calor en invierno debido al protocolo y la incorrecta climatización. Otros miembros del Gobierno como José Corbacho se unieron a la cruzada, con lo que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero vuelve a demostrar que lo suyo son los golpes de efecto.

La decisión del ministro de Industria, que hace unos días subió el recibo de la luz para concienciar a la sociedad de que ahorre energía, habría pasado sin pena ni gloria de no ser por el formalismo de José Bono, quien en el pleno, al percatarse de que el ministro no llevaba corbata, encargó a un ujier que le proporcionase una y como no se la puso, mostró luego su enfado ante los medios. Ayer, sin embargo, Bono intentó quitar hierro al asunto diciendo que fue solo una "anécdota".

Sebastián siguió con el juego y envió a Bono un termómetro para que mida la temperatura del hemiciclo, donde el volumen del aire acondicionado hace tiritar a más de una diputada o periodista que, ingenuas ellas, visten modelitos apropiados para resistir los 40 grados que se pueden alcanzar en las calles de Madrid. Además, en Barcelona, defendió la necesidad de que la temperatura no baje de los 24 grados porque el "ahorro energético es la única arma a corto plazo para frenar al encarecimiento de los combustibles y la electricidad".

El ministro de Trabajo, José Corbacho, se unió a Sebastián. Primero anunció que la semana que viene colgaría la prenda, pero después se la quitó en el mismo instante. Para él, "la formalidad se puede mantener con corbata o sin ella". También José Blanco aplaudió la decisión del titular de Industria y acudió a presentar el congreso federal del PSOE sin el complemento. El Gobierno, sin embargo, no siempre ha sido tan moderno. La vicepresidenta reprendió a Joan Clos por acudir sin corbata a su primer Consejo de Ministros.

La decisión de Sebastián enseguida cosechó detractores. Iñaki Anasagasti (PNV) aseguró que es una "inmensa bobada", mientras Rosa Díez (UPD) acusó al ministro de "frivolizar".