La federación socialista de Madrid vuelve a estar a la greña tras la presentación ante la Ejecutiva del PSM de la lista electoral para el Ayuntamiento de Madrid. El secretario general del PSM, Tomás Gómez, cerró la lista sin haber recibido el visto bueno por parte de Jaime Lissavetzky, el candidato socialista a la alcaldía de la capital. Molesto por las formas, Lissavetzky envió una carta a Gómez para recordarle que "no puede someterse a votación ninguna lista que no goce de la conformidad del candidato", así como para pedirle más tiempo para consensuar los nombres.

"Yo me acojo a un derecho que tiene el candidato que es el de poder conformar equipos", señaló el también secretario de Estado para el Deporte. Además, dijo que el "desacuerdo" con Tomás Gómez a raíz de la lista viene porque "faltan algunas personas".

Lissavetzky comparó lo que quiere con lo que haría "cualquier entrenador", que no es otra cosa que "buscar la que considera que es la mejor alineación". Y añadió sobre esa alineación presentada que está integrada por compañeros "perfectos", algunos incluso amigos personales, pero que le gustaría tener "algún nombre más". Reveló que tenía en mente a personas del mundo de la cultura, del urbanismo, incluso "algún independiente". También desmintió que su protesta tenga que ver con aspectos orgánicos.

"No hay un número, quería unas personas. Yo también hice listas cuando fui secretario general. Hay una parte que se reserva al candidato, que no suelen ser personas de carácter orgánico, y luego está la pluralidad orgánica, que es la que no se refleja en las listas", manifestó el candidato.

Antes de estas declaraciones, Gómez arremetió contra Lissavetzky afirmando que cuando la dirección federal del PSOE propuso a este como candidato a la alcaldía de Madrid, lo hizo para ayudar al PSM, "no para dividir al partido y hacer oposición".