La campaña más bipartidista de la historia pasó ayer factura a Izquierda Unida (IU) y a su líder, Gaspar Llamazares. Aunque lo vaticinaban todos los sondeos, en la sede central de la coalición en un primer momento se contenía el aliento esperando que los peores pronósticos no se hicieran realidad. Pero finalmente IU perdió, por primera vez en la democracia, su grupo parlamentario. Los años en los que la federación, bajo el liderazgo de Julio Anguita, tenía una veintena de diputados y conseguía condicionar la vida pública pasaron a la historia. El coordinador general de la federación asumió "el fracaso personalmente" y por eso anunció la convocatoria de la asamblea federal de IU, y que no presentará su candidatura a renovar el cargo.

IU ha pasado de cinco diputados a dos, Llamazares por Madrid y Joan Herrera (ICV- EUiA) por Barcelona. "El tsunami bipartidista nos ha arrollado", reconoció con la franqueza que le caracteriza Llamazares, quien alzó la voz contra la polarización de la campaña constantemente a lo largo de su intervención. En su opinión, que los focos se hayan centrado casi exclusivamente en José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy supone una "reducción del pluralismo" y un "flaco favor a la democracia".

Llamazares también se quejó reiteradamente de la "injusticia" de la ley electoral y destacó que con el 4% de los votos (aproximadamente un millón de papeletas), IU solo ha logrado el 0,85% de los escaños. De hecho, subrayó que han conseguido el mayor apoyo de los partidos minoritarios, pese a tener que resignarse a perder el grupo en el Congreso. Para el líder de IU, este hecho no hace "justicia" a la gran labor desempeñada por los diputados de la coalición.

NO RENUNCIA AL ESCAÑO Gaspar Llamazares anunció la convocatoria "en los próximos meses" de la asamblea federal para que la militancia, "lo mejor de IU", tome la palabra. "Debo a mi organización que el próximo tiempo sea de estímulo y de impulso, no sobre si me quedo o no", explicó con la voz rota mientras a algunas de las dirigentes de IU se les llenaban los ojos de lágrimas. Llamazares fue despedido por un gran aplauso de la cincuentena de militantes congregados en la sede central de IU. Fuentes de su entorno explicaron que no renunciará a su acta de diputado.

Llamazares no se pronunció ayer sobre el triunfo de los socialistas. Tan solo se mostró partidario de "revitalizar el espacio de izquierdas".