La pelea ya ha empezado y se libra con contundencia. El PNV no está por la labor de admitir que aún habiendo ganado las elecciones no tiene la posibilidad de formar Gobierno. Y los socialistas vascos no van a tolerar que se discuta su legitimidad para hacerse con la presidencia del Ejecutivo autonómico, abrir un "nuevo tiempo" y demostrar con hechos que "hay vida" más alla de los 29 años ininterrumpidos que lleva el PNV en el poder.

La partida estaba servida desde la misma noche del domingo, pero fue ayer, tras una jornada dedicada al estudio y análisis de los resultados electorales, cuando los máximos responsables de los dos principales partidos vascos saltaron a la palestra con intenciones y tonos distintos, pero con el común objetivo de reivindicar para sí la presidencia.

CONTUNDENCIA TRANQUILA Mientras el socialista Patxi López exhibió la tranquilidad y a la vez la contundencia de quien sabe que en unas semanas y tras una negociación más o menos complicada contará con el apoyo del PP y de UPD para convertirse en lendakari, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, pasó al ataque. Afirmó que el PSE "miente" al presentarse como vencedor, cuando las elecciones las ganó el candidato nacionalista, Juan José Ibarretxe.

López replicó reiterando que es "irrenunciable" que el próximo lendakari sea socialista, y emplazó al PNV a asumir su situación: "Ya vale de amenazas. Es un partido más; si va a la oposición no pasa nada". El líder peneuvista dejó claro, en una entrevista radiofónica, que la imposibilidad matemática de conservar el Gobierno no le impedirá reclamar su derecho. Y destacó su convicción de que el anunciado apoyo del PP al PSE no será "gratuito".

Haciéndose eco de las especulaciones que, con cierta base, circulan ya en medios políticos vascos sobre la posible reclamación del PP de la Diputación Foral de Alava o del potente Ayuntamiento de Getxo (Vizcaya), gobernados ahora en minoría por el PNV con el apoyo del PSE, Urkullu aseguró que el pacto entre socialistas y conservadores "está cocinado desde hace tiempo". También aventuró que esa entente sólo causará "inestabilidad institucional". La ventaja de hablar después de Urkullu, permitió a López desdeñar los malos augurios, exigir al PNV que no amenace y negar la existencia de cualquier acuerdo previo con el PP. El secretario general del PSE reiteró su preferencia por un Gobierno en solitario, es decir, en franca minoría, que se aguante merced a apoyos variables.

También recordó que durante la campaña había repetido en múltiples ocasiones que no estaba por la labor de fraguar pactos "frentistas" y confirmó que sigue apostando por el acuerdo entre diferentes.

Eso no significa que haya en estos momentos posibilidad alguna de entendimiento con el PNV, aunque los sondeos apuntaban esta alianza como la opción preferida por la mayoría de los ciudadanos vascos.

UNA CABEZA COMO "TROFEO" Vistos los mensajes de los socialistas en campaña, los seguidores de Urkullu creen que López desea exhibir la cabeza de Ibarretxe como "trofeo". Por eso y porque necesitan ante todo preservar la frágil unidad del partido, los peneuvistas tienen claro, y lo adelantó ayer el presidente del PNV, que "no sacrificarán" a Ibarretxe para llegar a un eventual acuerdo con el PSE.

Con estas premisas la reunión que mañana mantendrán delegaciones de los dos partidos se limitará, en principio, a guardar las apariencias. Esto es, el PSE admite que es a los peneuvistas a quienes, como primera fuerza, les toca llevar la iniciativa de cara a conformar el Gobierno, pero entienden que no hay campo de aproximación posible porque López tienen decidido de forma irrenunciable presentarse a la investidura como presidente.

De hecho, pasado el encuentro de mañana, en el que participará Ibarretxe, pero no López, los socialistas abrirán su propia ronda de contactos para despejar con el resto de formaciones su propósito de no sellar acuerdos estables.

El candidato socialista a lendakari eludió ayer hablar del calendario de conversaciones, pero sí defendió la conveniencia de no demorarlo. El PSE quiere encarar las elecciones europeas del próximo junio con el nuevo Gobierno ya funcionando. Además, invocó la necesidad de dar respuesta a la crisis y a los problemas de los ciudadanos para ponerse a trabajar "cuanto antes".

López tampoco quiso entrar en consideraciones sobre el eventual precio que el PP o UPD puedan poner a su apoyo. De hecho, y aunque el conservador Antonio Basagoiti ha declarado a un diario bilbaíno que exigirá para su partido la presidencia del Parlamento, López dio largas al apuntar que "todavía es muy pronto" para entrar en esas cuestiones. De todas formas, censuró que la primera demanda se haya hecho a través de un periódico.

La dirección del PSE baraja ya pasos y nombres para la formación del nuevo Ejecutivo, en el que podrían tener presencia independientes de prestigio.

Sin embargo, la portavoz del Gobierno en funciones, Miren Azkarate (PNV), rehusó ayer contemplar siquiera la posibilidad de que vaya a ser necesario hacer un traspaso de poderes.