Tres horas después de que el PSE recuperase su condición de segunda fuerza política de Euskadi, Patxi López, su candidato, ofreció a los demás partidos "un gran pacto político en base a la mejora del Estatuto", dando por finiquitado el polémico plan Ibarretxe , del que dijo que había sido "el gran derrotado de la jornada". López, que reivindicó para su partido la condición de ganador de las elecciones, se comprometió a "administrar con inteligencia" los resultados para lograr "el gran cambio político que esperan los vascos".

SEGUNDA FUERZA López hizo estas manifestaciones a las 10:45 de la noche, casi tres horas después de que su partido hubiera recuperado la condición de segunda fuerza política en Euskadi que había ostentado durante muchas legislaturas y que perdió a manos del PP. Ayer, con 18 escaños se situó a once de distancia de la coalición PNV-EA (29), cuando en el 2001 les separaban 20 diputados (33 a 13).

"NO HA HABIDO UN CLAMOR" Acogido con gritos de "Ari, ari, ari, Patxi lendakari" por los eufóricos militantes que llenaban el ultramoderno Grand Hotel Domine de Bilbao, el líder de los socialistas vascos recalcó que los resultados han evidenciado el rechazo de la sociedad vasca a las propuestas de Ibarretxe. López recordó que el actual lendakari empezó y acabó su campaña reclamando que los resultados de estas elecciones fueran "un clamor" en apoyo de su plan. "No se ha producido, ni de lejos, este clamor que el quería", añadió López. Este atribuyó el descenso del voto nacionalista al rechazo de los ciudadanos a Ibarretxe "quien ha jugado a la división y el enfrentamiento".

En su alocución no concretó si, ante el nuevo escenario que se abre en Euskadi, ofrecería al PNV un pacto de gobierno o si su intención es permanecer fuera del Ejecutivo pero negociando los aspectos claves y, de manera muy especial, todo lo que se refiera a la reforma del Estatuto. En cualquier caso, la cúpula del PSE no creía, o no quería creer, en la posibilidad que el líder de la coalición PNV-EA opte por buscar un acuerdo con los nueve diputados obtenidos por el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK, en sus siglas en euskera) --heredero de la ilegalizada Batasuna--, alianza que les daría la mayoría absoluta, establecida en 38 escaños.

CAPACIDAD DE INFLUIR Desde el inicio de la campaña los dirigentes de los socialistas vascos, así como significados miembros de la dirección federal, reconocían que viniendo de una legislatura con sólo 13 diputados era imposible pensar en superar al PNV como la fuerza más votada en Euskadi. "Lo que queríamos era crecer, conseguir más influencia, para que Ibarretxe no pueda ir de por libre, sin tenernos en cuenta para nada", aseguraban. Ayer, proclamaban, éste era ya un "objetivo cumplido".