Convertidos en la primera fuerza de Euskadi, con un crecimiento espectacular y homogéneo en las tres provincias, los socialistas vascos se sienten ya confirmados como alternativa de gobierno. Por eso, Patxi López anunció ayer un nuevo ciclo y envió al PNV y al lendakari una advertencia: no habrá posibilidad de acuerdo si Juan José Ibarretxe mantiene su hoja de ruta con la previsión de una consulta soberanista en octubre.

El secretario general del PSE dio incluso un paso más al pedir explícitamente al lendakari que retire su propuesta.

CLAVE PARA LAS ALIANZAS López lamentó que el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, insistiera el martes en dar su respaldo a la propuesta del lendakari, desvinculando la anunciada consulta del fracaso electoral nacionalista. "No es alentador", dijo, aunque evitó comprometer la actitud de Rodríguez Zapatero, a quien el Gobierno vasco ofrece de manera insistente su "mano tendida" para el pacto. Sin embargo, dejó claro que las alianzas para la gobernabilidad de España se harán "de acuerdo" con el PSE, que ha rechazado de forma clara la propuesta de Ibarretxe porque "divide".

López agradeció la respuesta de los vascos, que han dado al PSE los mejores resultados electorales de su historia. El abultado apoyo confirma una progresiva tendencia al crecimiento desde las municipales del 2003 y refleja, según López, que las ganas de cambio en Euskadi no obedecen a una situación coyuntural.

"No es flor de un día", dijo, antes de concluir que los electores han premiado a una oposición constructiva que prima "el derecho a convivir por encima del derecho a decidir".

López habló de una "nueva mayoría para una nueva Euskadi" mientras la ejecutiva del PNV se reunía con caracter extraordinario para reflexionar sobre los malos resultados del domingo.

En la dirección peneuvista se teme que su clamoroso retroceso se deba a una "corriente de fondo" que no habrían sabido valorar hasta ahora. Ayer prepararon la asamblea nacional del sábado, que analizará los resultados.