No se recuerda recibimiento tan unánimemente favorable como el de Lula en Madrid. Se diría que ya no es sólo la esperanza de los desheredados de Brasil, y de la izquierda latinoamericana en general, sino también del capitalismo español e incluso de la derecha liderada por un Aznar que presume de haber sido su valedor ante el Emperador. Estupendo: todo el mundo se apunta. Veremos hasta cuándo. Lula no quiere asustar. Y hace bien. Pero si es fiel a sus promesas, más pronto que tarde llegará el conflicto.