Vieron lo que nunca nadie debería ver. Doblaron turnos. Atendieron heridos. Calmaron a familiares. Cubrieron con mantas cuerpos mutilados. Ayer se les homenajeó por eso. Y se les dio las gracias. Ahora, todos ellos --el personal de los servicios de emergencias de Madrid-- tienen una placa de agradecimiento ubicada en la Puerta del Sol, justo al lado de otra que recuerda a los "héroes populares" del 2 de mayo de 1808.

La Puerta del Sol amaneció ayer abarrotada. El Gobierno de la Comunidad había preparado un escenario gigante con 3.000 sillas. Pero se quedaron cortos porque fueron 6.000 los empleados de todos los servicios que prestaron su ayuda el 11-M los que asistieron al homenaje organizado por el departamento que dirige Esperanza Aguirre (PP).

El decorado no dejaba de tener cierta inspiración estadounidense. La fachada de la Real Casa de Correos, nombre del edificio que alberga el Gobierno regional, estaba cubierta con un enorme collage de tela en el que se leía: "Gracias a todos". A su lado, estaban colocados seis enormes bandas de papel en las que estaban escritos los nombres de los 190 muertos (en negrita) intercalados con los de los más de 1.500 heridos (en gris).

LA ORGANIZACION La orquesta de la Comunidad estaba dispuesta en un lado del escenario. En el centro había un atril desde el cual el periodista Carlos Herrera hizo de maestro de ceremonias. A su espalda estaban colocadas varias sillas en las que se sentaron un representante de cada cuerpo. Allí estaban, entre otros, la policía local, nacional, la Guardia Civil, la Cruz Roja, el servicio municipal de emergencias, el del 112 y los bomberos.

A las doce en punto del mediodía, todos los invitados --y los 1.000 curiosos que se acercaron-- callaron para escuchar las campanadas del mítico reloj, que estuvieron seguidas del himno nacional. Acto seguido, las dos pantallas gigantes ubicadas en el escenario reprodujeron un vídeo en el que se vieron imágenes de los atentados. Una voz en off narró el drama de aquel día: "La vida se detuvo el 11 de marzo. Nunca lo olvidaremos. Tampoco a los que se fueron".

Tras el vídeo, los organizadores repartieron 80 estatuillas de Fernando Capa --que simbolizan un abrazo-- a los representantes de todos los colectivos que echaron una mano el 11-M: desde los bomberos hasta los taxistas, pasando por los hoteleros y los médicos. Fuentes de un sector premiado recordaron que el día anterior se había oficiado el funeral de Estado y añadieron que la celebración de la Puerta del Sol no era la más apropiada "ni por el momento ni por el estilo".

Tras la entrega de estatuillas, Carlos Herrera leyó un discurso en el que elogió la rápida respuesta de todos los ciudadanos y arremetió contra los terroristas. "Las víctimas fueron asesinadas por ser ciudadanos libres en un país libre". El periodista concluyó con un "viva España".

Como acto final, la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón (PP), aparcaron sus diferencias para poner una corona de laurel en la placa conmemorativa.