Baltasar Garzón afirmó ayer que España era objetivo del terrorismo islamista desde el 2003, pero que la decisión del Gobierno del PP de participar en la guerra de Irak "agravó ese riesgo". Reconoció que, antes del 11-M, la policía, los jueces y los políticos no percibieron esa amenaza, pese a las señales de alarma, ya que los esfuerzos se dirigían contra ETA.

También solicitó mayor cooperación internacional entre los países del Mediterráneo, porque considera que un millar de jóvenes marroquís están preparados para cometer atentados suicidas en cualquier momento.