La ola socialista que arrancó con la moción de censura en junio del año pasado y tomó altura en las elecciones generales del pasado abril rompió ayer definitivamente en la orilla, tiñendo de rojo buena parte del territorio político español. El PSOE arrasó en las europeas: ganó en todas las comunidades salvo Catalunya y País Vasco con 20 parlamentarios y 7,3 millones de votos, en torno a un 33% del total, unos cuatro puntos más que en las generales y con cerca de 13 puntos y más de 2,8 millones de votos de diferencia sobre el PP. Además, ganó las municipales con cerca del 30% de los sufragios, pasó a liderar diez autonomías frente a las dos del 2015, y seguirá gobernando en Castilla-La Mancha y Extremadura (mayoría absoluta), previsiblemente en Baleares y Asturias, y puede que en Canarias y La Rioja.

La pujanza socialista, sin embargo, no ha impedido que el PP de Pablo Casado haya más que salvado los muebles, frenando la crisis en que entró el partido tras las generales. Los populares han superado en las europeas (4,49 millones de votos) en más de 100.000 sufragios su resultado del 28 de abril y podrán conservar su joya de la corona autonómica, la Comunidad de Madrid, y recuperar la alcaldía de la capital, en ambos casos revalidando su alianza andaluza con Ciudadanos y Vox. Además, aunque no han ganado en ninguna de las 12 autonomías en liza, frente a las ocho en que vencieron hace cuatro años, conservará previsiblemente el poder en Murcia y Castilla y León, también con alianzas.

BIPARTIDISMO AL ALZA

El viaje al centro tras las generales ha servido a los conservadores para reagrupar a la derecha. Ciudadanos, que en abril apenas se quedó a 219.000 votos del PP, sufrió un derrumbamiento, con más de 1,4 millones de votos menos que el 26 de abril, hasta los 2,7 millones. Los liberales no lograron superar a los populares en ninguna comunidad, dejando muy tocada la autoproclamación de Albert Rivera como líder de la oposición. También el temido globo de Vox se ha desinflado, con prácticamente la mitad de votos en las europeas (1,38 millones) que en las generales. A los dos les queda el consuelo de que el PP les necesitará en muchos territorios.

Ante el resurgir de los dos grandes partidos tradicionales, Podemos también ha bajado, aunque menos que las fuerzas minoritarias en la derecha. La formación de Pablo Iglesias ha logrado 2,24 millones de apoyos para el Parlamento Europeo, 875.000 menos que en las generales. Sin embargo, la derrota simbólica es más abultada, por las pérdidas de los ayuntamientos de Madrid y Zaragoza y el fracaso de la izquierda en la Comunidad de Madrid.

En Cantabria, por su parte, podrán volver a gobernar el PRC y el PSOE, en Aragón todo dependerá del PAR, y en Navarra ni derecha, ni izquierda ni nacionalistas suman lo suficiente.